Soneto de la rifa milenaria – día 305

  He bajado las luces a las sombras
 y he robado las pompas del colegio
 he comido despacio en el arpegio
 que dicta los consejos con que nombras.
  
 He cansado un cristal de pitonisa
 mientras iba el futuro sin un santo
 y el desierto pintaba con espanto
 un coyote muriéndose de risa.
  
 Así son las mañanas sin deporte
 que corren, cual gallinas sin cabeza,
 por el filo adiestrado de la muerte.
  
 Nadie escapa del siglo y de su norte.
 Todos somos fermentos sin destreza
 y amamos el tarot de nuestra suerte.   

Soneto para felicitar las navidades – día 304 –

 No me importan los sueños que tengáis.
 -Serán divinos si os hacen felices-
 No estoy yo para daros directrices
 ni predicar al alma que gastáis.
  
 No importa si subís o si bajáis,
 si vais de gigolos o meretrices,
 si coméis pollas, pavos o perdices,
 si habláis por los codos o calláis.
  
 Importa que la vida no se os vaya   
 por la angustia circular de las ucis
 ni por esos ingratos vía crucis
 de los viejos parientes del cobaya.
  
 Haced lo que os salga de los ratones,
 pero echad de una vez a los ladrones.

Soneto de los mismos pasos – día 303

  Aquellos que mandaron en el nombre
 del rey, los aristócratas, señores
 de la guerra, vasallos, valedores,
 varones ensalzados por su nombre,
  
 son los mismos que mandan hoy en día,
 gregarios del patrón, parlamenteros,
 sibilinos y falsos doctrineros,
 reos de latrocinio y germanía.
  
 Sagaces macerados de traidores
 que invocan al señor de los destinos,
 a la masa del pueblo adocenado.
  
 Si ahora toca, tiempo de impostores,
 los mismos perros, linces peregrinos,
 nos robarán el pan hasta el bocado.    

Soneto taoísta – día 302

 El importante no es nada importante.
 El gran jefe, era jefe de ladrones.
 El trilero te quita lo que pones.
 El interés no es nada interesante.
  
 El afán te decanta hacia adelante.
 Nadie escapa del verbo y de sus dones.
 Esclavos herederos de patrones,
 pasantes de pasantes del Pasante.
  
 Quien se deja llevar por la cadena
 será esclavo del rito poderoso,
 del dolor repetido y de la pena.
  
 Quien pare a descansar de lo glorioso
 y se alegre del júbilo en la arena,
 sin más hacer, verá lo más hermoso.   

Soneto para felicitar al santo – día 301

  Te felicito amigo por tu santo
 que en su día murió como un espeto
 a la brasa alentada con respeto
 por un fuego que daba mucho espanto.
  
 Lorenzo a la parrilla y monasterio,
 custodio del copón de la gran cena
 magnífico actor de su propia escena
 conjugando lo cómico y lo serio.
  
 Vidas locas de santos singulares.
 Personas entregadas a una idea.
 Perdidas vidas, sombras ejemplares.
  
 Ellos se enfrentaron con la más fea
 realidad. Aquí somos como zares,
 vivimos sin sentido y sin tarea.       

Soneto a los otros – día 300

 Siempre los otros son los que te definen.
 Puedes pensar lo que a ti te dé la gana. 
 Si te ponen el traje de su desgana
 serás lo que esos taurinos determinen.
  
 No serás verdad, serás lo que alucinen
 con su pensamiento mágico de rana.
 Aunque protestes, tu queja será vana.
 Solo valdrá lo que ellos digan y opinen.
  
 Así que estarás vendido y atrapado,
 pantera con un corazón desbocado
 en la red maldiciente de su delirio.
  
 Sus ideas fijas serán tu martirio:
 crucificado por sus desidias anchas,
 arrastrado y muerto por sus avalanchas.                

Soneto de la tragedia – día 299

  Steiner asombrado la lloraba,
 amaba la tragedia ya perdida,
 el rigor y la fiebre y la medida 
 cuando el robusto espíritu cantaba. 
  
 Cuando la multitud se acongojaba
 buscando compasión enfebrecida,
 la eléctrica catarsis contenida
 en el temblor del alma que bramaba.
  
 El éxtasis que mueve las montañas
 desciende a las raíces del infierno.
 Los extremos definen a los hombres.
  
 Como a Ulises conviene tener mañas,
 compartir la rudeza con lo tierno
 y acertar con el verbo cuando nombres.    
             

Soneto de la paradoja – día 298

 Yo te voy a devolver esta torpeza
 que enreda las corolas de la mente,
 con una primavera que presiente
 que la belleza vive en la justeza,
  
 y juntando las manos sin pereza 
 diremos la oración con diferente
 actitud, orientada en el oriente,
 limpia, digna, discreta en su destreza.
  
 Ser uno y su contrario es paradoja
 que fluye sin sentencias que la opriman,
 natural como un rostro que se enoja,
  
 cuando niegan el punto donde riman
 la vergüenza contraria que nos moja
 con las leyes absurdas que nos priman.       
     

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