ué será de mi si me voy marchando
solo por el mundo de los cansados
como estropajo viejo y desgastado
que busca los rincones de los partos.
Qué voy hacer si no estas a mi lado
velando la lluvia de los incautos,
discreto entre las sombras de tus manos,
heliotropo triste de los nublados.
Estaré en los trenes del exiliado
perdido por las calles del pasado
deambulando lento como un soldado
perdido en las guerras de los fugados.
Viendo ciudades sin ningún contacto,
remoto y ciego por los despoblados
que esperan al pobre desesperado,
espigas de olvido, pan desmembrado.
La muerte aguarda sin ningún reparo
tras la fría valla del descampado.
Las señales describen el mal fario
del árbol umbroso de los ahorcados.
Caín sin reposo, desangelado,
lejos de las promesas de los santos,
allí donde la bruma borra al asno
la trocha directa al acantilado.
Es mentira que seamos hermanos.
El desastre es el sol de los cruzados.
La buena voluntad muere en el acto
de no ser la verdad de nuestra imago.
Soy el rey sin dueño de los lagartos.
La diana de los angélicos dardos
que buscan el sueño de los arcanos
por el desierto de mi amor perdido.
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