Soneto a los otros – día 300

 Siempre los otros son los que te definen.
 Puedes pensar lo que a ti te dé la gana. 
 Si te ponen el traje de su desgana
 serás lo que esos taurinos determinen.
  
 No serás verdad, serás lo que alucinen
 con su pensamiento mágico de rana.
 Aunque protestes, tu queja será vana.
 Solo valdrá lo que ellos digan y opinen.
  
 Así que estarás vendido y atrapado,
 pantera con un corazón desbocado
 en la red maldiciente de su delirio.
  
 Sus ideas fijas serán tu martirio:
 crucificado por sus desidias anchas,
 arrastrado y muerto por sus avalanchas.                

Soneto de la tragedia – día 299

  Steiner asombrado la lloraba,
 amaba la tragedia ya perdida,
 el rigor y la fiebre y la medida 
 cuando el robusto espíritu cantaba. 
  
 Cuando la multitud se acongojaba
 buscando compasión enfebrecida,
 la eléctrica catarsis contenida
 en el temblor del alma que bramaba.
  
 El éxtasis que mueve las montañas
 desciende a las raíces del infierno.
 Los extremos definen a los hombres.
  
 Como a Ulises conviene tener mañas,
 compartir la rudeza con lo tierno
 y acertar con el verbo cuando nombres.    
             

Soneto de la paradoja – día 298

 Yo te voy a devolver esta torpeza
 que enreda las corolas de la mente,
 con una primavera que presiente
 que la belleza vive en la justeza,
  
 y juntando las manos sin pereza 
 diremos la oración con diferente
 actitud, orientada en el oriente,
 limpia, digna, discreta en su destreza.
  
 Ser uno y su contrario es paradoja
 que fluye sin sentencias que la opriman,
 natural como un rostro que se enoja,
  
 cuando niegan el punto donde riman
 la vergüenza contraria que nos moja
 con las leyes absurdas que nos priman.       
     

Soneto del amor que se muere – día 297

 ¿Quién sabe del amor si no el que vive
 en la angustia de verlo bruscamente
 morir, inesperada, fatalmente,
 como ese girasol que no recibe
  
 la luz y se decanta hacia el declive
 de una vida cayendo velozmente
 en la urna del dolor y ardientemente
 se atormenta y se esconde y nos inhibe
  
 de sí mismo, del bien de su presencia,
 de la memoria bella de su encanto
 de su risa vibrando en el acuerdo?
  
 Ella diga los pasos de su ausencia.
 Que la pena se olvide y vuelva el canto
 a templar las delicias del recuerdo. 
    

Romance solidario con los oprimidos del mundo

igo el rumor de los pasos
 por las esquinas del tiempo,
 traen, tajantes soberbias,
 desatada hambre de perros,
 mecánicas y coléricas
 dentadas ruedas sin freno
 triturando a los humildes   
 con metálicos acentos,
 espeluznante invasión
 que llega -turba de insectos-
 con afán de exterminar
 las mariposas del sueño,
 las rimas que de la vida
 crean la fuerza del genio.
  
 Respiran indiferentes
 estos sátrapas del miedo,
 arrancan de sus raíces
 las cosechas y los nuevos
 brotes de la juventud
 que siempre entrega sincera
 la coraza de sus cuerpos,
 para luchar con el alma
 contra tanto ensañamiento.
 Nada nos será entregado
 si no se exige primero,
 la justicia necesaria
 que redime a los infiernos
 de ser ciudad de los vivos,
 de ser ciudad de los muertos.
  
 Cojan la verdad y limpien
 el rostro del niño muerto,
 vengan con todas sus almas
 a pedir lo que era vuestro,
 la salud que los ladrones
 arrebataron al pueblo,
 el oro que se expoliaron,
 la virtud que nos cogieron,
 venga el fuego contra el fuego,
 la maldad ya sin descanso
 pague por tanto desprecio,
 devuelva lo que no es suyo
 y compre con su dinero
 el perdón de los pecados
 el crimen de sus excesos
 las pieles del latigazo
 las llagas de sus incendios.
  
 Se acabó ya de acatar
 la ley del sufrimiento, 
 las órdenes que nos piden
 obediencias y silencios,
 la paciencia tiene el límite
 del cristal de los espejos,
 es delgada y no soporta
 la sangre de sus reflejos
 la mentira cegadora
 su dolor más ceniciento,
 las oblicuas intenciones
 que llevan al matadero.
  
 Ya es hora llegada, hora
 de acabar con el invento
 que nos hace sus esclavos
 y nos deja en puros cueros,
 yo me junto con ustedes
 para acabar con los Cresos,
 si las palabras no sirven
 vengan los fuegos del fuego,
 la bondad del corazón
 empujada por los fierros.      
        

Soneto de la suerte – día 296

 El tarado tarot de la mentira
 te dice lo que escuchas en la radio,
 la fritanga del tío Leocadio
 y el rebuzno de un tipo que delira.
  
 El humo atroz del fuego de la pira
 que perfila una mente de extrarradio,
 explotará en las gradas del estadio 
 con los Rollins en medio de su gira.
  
 El desastre se cura con el coco
 y el caco se aconseja que esté fuera,
 preferible que arranque a la primera
 y la miseria muera poco a poco.
  
 El motor de tu vida ya depende
 de la suerte que siempre te defiende.     

Soneto del doliente jazmín – día 295

 Si los días del año son otoño,
 las palabras del sueño te camelan,
 las columnas románicas se entelan
 y los curas se marchan a Logroño.
  
 El catastro celebra a su retoño
 cuando los moderados se congelan
 y descubren los juncos que recelan
 que la araña desciende de tu moño.
  
 Vaya un silbo castrato que estas hecho
 límite de furor y malva rosa
 en el confín doliente de tu llanto.
  
 Si el mármol se calienta en el estrecho
 vendrás con tu dolor que no se posa
 en las ramas airosas del acanto.                                            
  

Soneto de las Obscuridades – día 294

 Algún día no volverán las golondrinas.
 Nadie en la ciudad reparará en esa ausencia.
 La guardia civil reforzará su presencia.
 Las amas de casa hablarán con las vecinas.
  
 Las putas seguirán vistiendo las esquinas.
 No cambiará de curso la maledicencia.
 Los patriotas nos dictarán su decadencia
 y nadie preguntará qué piensas, qué opinas.
  
 Nos inventaremos desiertos para perdernos,
 colinas de azúcar para las privaciones,
 pantanos de insomnio para que desertemos.
  
 Y cuando queramos lo que ya no queremos
 Y hayamos dejado todas las dejaciones,
 Ansiaremos que vengan pronto…las golondrinas.    

Soneto de Parodia y Seriedad – día 293

 Invento paparruchas contra el tedio,
 materias de parodias delirantes,
 lúdicas tontadas tal cual antes
 que acabe para siempre nuestro medio.
  
 Pasajes defensivos del asedio
 de un tiempo que nos nombra petulantes,
 cementerios de hormigas y elefantes
 cayendo todos juntos sin remedio.
  
 Así que he decidido ser un demente
 perplejo en el cristal de la mentira
 que no encuentra razón ni referente.
  
 Un francotirador que, si delira,
 será el idiota más clarividente
 de la sombra que ignora y se retira.      

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