CONVERSACIÓN ¿Qué fue del hombre sutil? -Se murió. ¿Y aquel más grosero, experto en lides lumínicas? -Se murió. ¿Y el deportista que cabalgaba las olas aceradas del invierno? -También se murió. ¿Y su madre que traducía al catalán todas las lenguas semíticas? -También. ¿También qué? -También se murió. Tenía una novia bellísima, alumna de su madre, aventajada en el estudio del arameo que hablaba Jesús. -También se murió. ¿Y aquellas primas tan sensuales que nos visitaban en la mansión de verano? -También se murieron. ¿Y aquel señor inteligente que inventó aquella máquina de la metempsícosis? -Ese sigue vivo, luchando para que el Registro Mundial de Patentes le reconozcan la máquina que supera a la muerte. ¿Y nosotros? -Quién lo sabe.
Mes: junio 2022
Los rostros del mundo (97) Soneto del silencio
SONETO DEL SILENCIO QUE SOLUCIONA He buscado tu rastro por las esquinas del tiempo. He seguido las blandas huellas de tus pasos. He vuelto a las tristes querellas de tu recuerdo. Sombras, olvidos, ruinas que se ocultan en el alma. No adivinas su remota virtud, ni el dolor de aquellas mentiras, ni las orfandades donde sellas tu muerte para siempre, donde declinas las palabras del turbio conocimiento que se escapa en el atropello que envuelve la ignota realidad. Siempre en el intento, siempre en la encriptada quimera que vuelve, siempre en los inicios, donde el pensamiento cesa y en el silencio, todo se resuelve.
Los rostros del mundo (96) Soneto de la decisión vital
SONETO DE LA DECISIÓN VITAL No perder el tiempo en lamentaciones Fuera resentimientos y mentiras Fuera los relatos de obtusas miras que crean malestar y frustraciones. Pasar, vivir al margen de opiniones nocivas, pensamientos bobos, iras infecundas, cóleras donde inspiras la vulgar novedad de las pasiones. Hallar la razón propia de insistir con lo poco que el gusto me regale, con la elección de ser y de sentir la alegría del alma que nos cale. El carisma que sabe decidir la versión de la vida que más vale.
Los rostros del mundo (95) Soneto del camino
SONETO DEL INICIO DEL CAMINO Si encuentras el principio, el camino te ofrece libertad de pensamiento, horizontes de luz, abrazo lento, aromas de lo humano y lo divino, la suave plenitud de un aire fino que limpia de sudor el casamiento, el paso firme del desciframiento que evita todo el mal del asesino. En el principio del paso primero se presiente la meta en lontananza, la selva nos enseña su sendero. La belleza parece que se alcanza, se toca con el dedo del esmero, imprime nuestro amor en su mudanza.
Los rostros del mundo (94) Soneto de la superación
SONETO DE LA SUPERACIÓN Sin duda te mereces el amor de una nube, del pájaro que canta en el bosque, del príncipe que espanta la muerte, la serpiente y el dolor. Te mereces sin duda el esplendor de una vaca, la fuerza que levanta montañas, la alegría que decanta la sutil devoción del aspersor. El sufrimiento crece en la maceta de tu casa. Convierte la amargura en el aire de una flor que supura las heridas y cierra la maleta del pasado en el sótano escondido donde el bien se trabaja en el olvido.
Los rostros del mundo (93) Soneto del fin
SONETO DODECASÍLABO BLANCO La muerte puede ser una redención. Si la vida conlleva luchas e infamias, la muerte es salvación y profunda paz, la calma final que niega al enemigo. Estamos atados a los enemigos. Son tan nuestros como ellos son de nosotros. Si el cerrado rencor es volcán convulso nace la tentación de lanzarse al fuego. Inmolarse en la revolución del fuego. Grandes espíritus lo asumieron antes. Vivir no tiene ningún sentido, acaso lo tiene más la muerte que pone fin al sufrimiento. Quienes aman el fin, al fin verán su deseo satisfecho.
Los rostros del mundo (92) Los muertos I
LOS MUERTOS I Los muertos se comunican con los vivos desprendiendo rocas, ramas de árboles ululantes, haciendo caer andamios, cuadros, lámparas, vasijas, jarrones heredados, objetos perdidos, paraguas plegados, calcetines viudos, voces fatídicas, ecos sin montañas. Más que los signos o modos de comunicación parecen atentados que atestiguan su voluntad de que pasemos a su orilla. Nos echan de menos y quieren que nos muramos pronto.
Los rostros del mundo (91) Caracteres IV
CARACTERES III Obeso de grasa y suficiencia, es tan ignorante, tan reverente, que se permite dar lecciones de arte y moralidad. Este predicante del vicio -erudito a la violeta- amonesta a los otros: Les pide una integridad que él, no sólo no practica sino que se cree ejemplar. ¡Qué vicario de una idea! ¡Hace lo contrario de lo que predica! Si él no se diera importancia ¿Quién se la iba a dar? Su esposa sumisa, sus perros elípticos, sus gatos enamorados, los enanos de su jardín.
Los rostros del mundo (90) Caracteres III
CARACTERES II Ampuloso de sí, y cicatero con el talento ajeno, se encumbra, se estatúa, se marmoliza, se atalaya, se caballerea, se diploma de suyo propio, se somatiza. El da la sombra, no la recibe. Reparte dádivas de bondades peladillas y aparece siempre protagonizándose a sí mismo, a la idea ideal de sí mismo, a lo que no es y quiere parecerse.
Los rostros del mundo (89) Caracteres II
CARACTERES V Su abnegación sostiene al mundo, las casas caducas, las maderas usadas, los suburbios de ficción, vive en la ilusión romántica, trabaja en la realidad cruda, sin su presencia todo se desmoronaría, las casas caducas, las familias usadas los barrios de miseria.