
SONETO DODECASÍLABO BLANCO La muerte puede ser una redención. Si la vida conlleva luchas e infamias, la muerte es salvación y profunda paz, la calma final que niega al enemigo. Estamos atados a los enemigos. Son tan nuestros como ellos son de nosotros. Si el cerrado rencor es volcán convulso nace la tentación de lanzarse al fuego. Inmolarse en la revolución del fuego. Grandes espíritus lo asumieron antes. Vivir no tiene ningún sentido, acaso lo tiene más la muerte que pone fin al sufrimiento. Quienes aman el fin, al fin verán su deseo satisfecho.