JOCKEY
Me caí del caballo
y el caballo continuó corriendo
y el caballo superó todos los obstáculos
y el caballo llegó el primero
y el caballo ganó la carrera
por una cabeza de caballo.
Fue tan protagonista el caballo
que tardaron horas en venir a buscarme,
tirado allí en el seto
con la pierna rota
y el alma huyendo del infortunio.
Antes de caerme
me dio tiempo a decirle
a la oreja del caballo:
“ve y gana”
y el caballo obedeció mi orden
y ganó.
Inmóvil,
en la soledad de mi dolor,
olvidado del mundo,
sentí que me desligaba
de toda obligación, de todo compromiso
y entraba, casi sin darme cuenta,
en un nirvana, en una revelación,
en un estado de conciencia más lúcido,
en una ingravidez, en un control de mí mismo
extraordinario.
Dejé que el caballo volara
y yo volé con él.