ndando por el bosque sin fin ni mandamiento me encuentro con la sombra que vive en el silencio apariencias sutiles deslumbres de misterio saltos que de las aguas hacen sus pensamientos líquidos y fugaces rumor de palimpsestos palabras que se oyen escrituras del viento rubores, certidumbres, luz del conocimiento naturaleza viva cantando en cautiverio. El círculo cerrado que vuelve con los ecos retorna a mi memoria el ciclo de los buenos propósitos del alma que clama por los muertos y recibe, inesperado, su asombro tan discreto, sutil por las ausencias, gentil por lo sincero, que todo precedente es presente en su celo, en su santo susurro, en su verdad sin miedo, en su dolor callado, en su cristal de sueño. Son las siempre íntimas materias del acierto, golondrinas que orientan las rutas del reflejo -confusión, laberinto- de la invisible y prístina presencia de lo inquieto, lo que apenas se dice, el torpe balbuceo de un mar de claridades viviendo en tu cerebro. Son los signos que nacen de los pulsos del tiempo, los fantasmas reales que limpian los deseos para ser infinitos, para ser sin infiernos libres de las mentiras que propagan los vientos malignos de los hombres esclavos de sus egos.
Mes: junio 2021
Décima de la magia – día 330

DÉCIMA DE LA MAGIA Siempre pienso en un reclamo: que gire el rostro y te vea, que el deseo de amor sea sorpresivo como un gamo que cruza un bosque encendido, razón de luz que ilumina un corazón decidido a cruzar la inquieta esquina que hace temblar el sentido y en la magia lo confina.
Décima de la libre entrega – día 329

DÉCIMA DE LA LIBRE ENTREGA La memoria trae el recuerdo del amor tendido en la arena locuras vibrando en el cuerdo diapasón de la luz serena, una forma de navegar moviendo las sombras del mar, juntando las rimas del verbo en las caricias de la tierra que toda la pasión encierra en la libre entrega del siervo.
Décima del imperio – día 328

DÉCIMA DEL IMPERIO Si el Imperio nos ataca con sus claras intenciones de entablar negociaciones para imponer su matraca será cuestión de firmeza fuerza honor y valentía sin dejar que la pereza se diluya en la ironía ni que solo la destreza acabe con su porfía.
Décima de los reclamos – día 327

DÉCIMA DE LOS RECLAMOS Te dejó el amor reclamos inconclusos, astros ciegos que van vagando solitarios, por esos cielos que damos, en confuso azar de legos, por perdidos, por contrarios, en presencias sin deseos, en tristezas sin salarios, fantasmas de aires precarios por los paisajes más feos.
Décima de las razones de amor – día 326

No existen las soluciones angulares para abstrusos sentimientos, para intrusos y rígidos corazones. Nada pueden las razones contra el pulso del amor que finge duelo y ardor en un campo de batalla donde el hombre se desmalla si no vence a su dolor.
Decima del Rey – día 325

Sigue la inercia sin genio campando por sus desiertos, la calle, calla, y sus muertos ocupan todo el proscenio de tanta obra del milenio que es ser solo un payaso creyéndose un rey, y acaso en esa santa mentira el mundo asiente y respira soportando su fracaso.
He bajado a la calle 16- día 324

He pisado la calle esperando que ocurriera un milagro. Milagros de esos que no ocurren: que, de pronto, dejaran de dolerme todos los huesos del alma y que todas las angustias del cuerpo salieran de mí como golondrinas en busca de una rama de olivo para dar la buena nueva de que irradio felicidad para todos los machacados del mundo. Parece ser que pienso que sólo se puede ser feliz si los otros también son felices. Que la felicidad es una ligereza compartida. No se puede comer delante de gente que pasa hambre. También el alimento debe ser un maná compartido. Como el dinero, que sí da la felicidad. Como la riqueza, que debe ser compartida. El hombre aislado no existe. Nelson Mandela estuvo en prisión 27 años y no se puede decir que fuera un hombre aislado. Solo el muerto es un hombre aislado. Perfectamente aislado. ¿Se puede ser feliz entre infelices? La menta existe entre las malas hierbas. Tal vez las malas hierbas no sean malas hierbas. Hay que tener cuidado con la elección del adjetivo. Un mal adjetivo crea infelicidad. Y hasta puede matar.
He bajado a la calle 15- día 323

Lo primero que me llamó la atención cuando bajé a la calle, fue la veleta del palacio episcopal girando por un viento extraño que no repercutía ni en las hojas de los árboles, ni en las lánguidas banderas, ni en la sumisa ropa tendida de los balcones. La veleta es sicaria del viento. Se movía allí arriba como si tuviera un aire privado que la invitaba a danzar, unas ráfagas huracanadas que solo ella percibía, un movimiento autónomo girando a una velocidad inaudita. La expectación de la gente se ramificaba en diversas teorías explicativas: que si era efecto de un avión a reacción, que si se prepara una buena tormenta, que si es síntoma de un tsunami… hasta que el niño del vecino dijo “hay una guerra de ángeles ahí arriba”. Yo me volví para casa, por si acaso.