Soneto de la paradoja – día 298

 Yo te voy a devolver esta torpeza
 que enreda las corolas de la mente,
 con una primavera que presiente
 que la belleza vive en la justeza,
  
 y juntando las manos sin pereza 
 diremos la oración con diferente
 actitud, orientada en el oriente,
 limpia, digna, discreta en su destreza.
  
 Ser uno y su contrario es paradoja
 que fluye sin sentencias que la opriman,
 natural como un rostro que se enoja,
  
 cuando niegan el punto donde riman
 la vergüenza contraria que nos moja
 con las leyes absurdas que nos priman.       
     

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