LOS POBRES Los pobres son tan pobres que a la hora de votar dan su papela al rico que administra su pan. Envidian su soberbia Su dominio informal Sus ropas vanidosas Su gasto liberal. Tienen lo que ellos no Armas para matar Poder para hacer daño Perros que llaman can. Pasta para dispendios Oros de deslumbrar Coches descapotables Derroches de champán. Despiertan sus instintos Sus ansias de ganar Ser de la misma clase Gaznápiros del mal. Lucir cuerpos lustrosos Mentes de celofán Vivir del cuento chino Ser piratas del mar. El pobre que los siga más le vale ladrar, sumisión sin conciencia tendrán vida de can.
Mes: septiembre 2022
Los rostros del mundo (174) El Estanque
EL ESTANQUE Los peces tantean la lentitud de las oscilaciones como si fueran relojes a punto de naufragar. Respiran el silencio de las aguas quietas y se mecen bajo la luna a la espera de la muerte. La inercia se los lleva ingrávidos y mudos, sorteando su suerte con eléctrica astucia. Algas decantadas, estatismos del tiempo. Yo los contemplo y sigo mi camino.
Los rostros del mundo (173) Canción
CANCIÓN Dos son las maneras Que tiene el destino De venir a verte Uno Por el camino claro Dos Por el camino verde. Dos son las maneras Que tiene el amor De venir a verte Uno Por el camino rojo Dos Por el camino ausente.
Los rostros del mundo (172) El mundo insoportable III
EL MUNDO ES INSOPORTABLE III Brabucones salva-patrias Pescando con su palangre Se apuntan al populismo Para llevarse su parte Escuadrones que predican Con sus fórmulas falaces La muerte del parlamento Y la verdad de la calle La democracia blandita Y la igualdad semejante Para ensalzar a los líderes Que comulgan con sus guantes Subidos en sus poltronas Pregonando sus dislates Esas palabras de fuego Con sus fórmulas sangrantes, Máquinas de la verdad Que no se las cree ni el paje, Palabras de marrulleros Que no convencen a nadie. Raposos como polillas Que se comen hasta el aire Predican la austeridad Como santos venerables Que comen del privilegio Mientras tú muerdes tu hambre Ellos usando camisas Y tu mascando el cordaje Que para eso eres la tropa De la patria mendicante Que resalta los valores De los líderes infames, Que se llevan la manteca Y hasta el pan de los donantes, Esos ufanos que piensan En las grandezas de Marte, Reviviendo las heroicas Banderas del petulante Que se creen los elegidos Y son puertas que nunca abren.
Los rostros del mundo (171) El mundo insoportable II
EL MUNDO ES INSOPORTABLE II Invitados a la fiesta Coleópteros vulgares Se comen todos los peces Devoran todos los panes Nada dejan a su paso Salvo un rastro de malaje Parásitos y corruptos Abonados al desastre Insectos de mal agüero Que juegan a los desgastes Que pretenden el poder Para imponer sus afanes Y robarse impunemente Cual agentes exfoliantes El tesoro del estado Para el uso de rufianes Familias de aprovechados Partidos, tribus y clanes Apaños de sanguijuelas Modestos llenos de alardes Que reparten el botín Como hombres honorables Mafias de expolio que saben Como sangrar al vecino Con apariencias legales.
Los rostros del mundo (170) El mundo insoportable I
EL MUNDO ES INSOPORTABLE I Lo diré directamente El mundo es insoportable Está lleno de cretinos Que llegan de todas partes Ilustrados sin memoria Orgullosos y pedantes Los ricos con su soberbia Mandando cual generales Los pobres, almas en pena, Los votan como a penates, Ídolos de pacotilla Que invocan a los más cafres No personas que se muestran Como burdos personajes Todos juntos en la masa Informe de las debacles Locos tontos travestidos Copando todos los bares Cascos de demolición Tirados en los debates Casados con las reyertas Sepulcros de botarates Opinadores sin crédito Más sumisos que ignorantes Que perjuran y persisten En contarse sus lunares Malignos de corto plazo Que envidian lo que no saben Hermanos de la desidia Reyezuelos de elefantes Que no devuelven el pago Ni el coste de lo que valen Todos juntos, todos, todos Pesados insoportables.
Los rostros del mundo (169) Oración XXI
ORACIÓN XXI Déjame señor ser un sencillo menesteroso, un simple pecador, un mindundi de nada, tener tan poca importancia que pase desapercibido para ti y para todos los sátrapas del mundo.
Los rostros del mundo (168) Oración XXXIII
ORACIÓN XXXIII Señor, sufro de una terrible tentación al desprecio y a la maldición: veo a un político que promete entregar su vida al servicio del pueblo y en automático me nace una repulsión moral irresistible, veo a un sacerdote de tu iglesia predicar el amor y la bondad y luego dedicarse a seducir niños o acumular riquezas de la rapiña de la muerte y en automático me nace una repulsión moral irresistible, y así, a este o al otro o al de más allá que viven en la indolencia o la mentira o el atraco o el aprovechamiento o el abuso, y no puedo reprimir la tentación del desprecio y la maldición, lleno de una pureza moral tan exigente que bien podría haber sido un profeta encendido de ira con una espada de fuego entre las manos. Un profeta con ganas de enviar al infierno a todo aquel que se desvíe de tu pauta moral digna, exigente. Pero…gracias debo darte, Señor, por no haberme elegido como tu profeta, porque el comportamiento que exijo para mí, no quiero ir por la vida exigiéndoselo a los otros, bastante tengo con mi rabia y mi sufrimiento como para descargarlo en los demás. Los dos sabemos que sería peor el remedio que la enfermedad. Así que, mejor dedicarme a la depuración de mis emociones y dejar que el prójimo se drapee contra el viento de la vida.
Los rostros del mundo (167) Oración XXXII
ORACIÓN XXXII Señor, siempre te he sido fiel, fiel como esas velas que parpadean en tus iglesias, suspiros que están a punto de apagarse, que titubean en su fe pero resisten en su voluntad de dar testimonio de luz, en su cumplida promesa de alumbrar un logro, una petición íntima y secreta, susurrada o anunciada en silencio. Señor, como esas velas que navegan en la penumbra de los deseos apaciguados, que zozobran y están a punto de apagarse, pero reviven y vuelven a la luz para seguir dando testimonio de que nuestra paciencia (aunque esclava y agónica del esfuerzo y el tiempo), puede ser amorosa como la tuya, pero sin la eternidad. Como esas velas, Señor, hasta su apagamiento final.
Los rostros del mundo (166) Oración XV
ORACIÓN XV Ayer señor, paseando por la playa me encontré una moneda de oro que me enviaba un reflejo de luz para que me acercara. Escarbé a su alrededor y encontré muchas más. Conforme avanzaba, se me iba acumulando un tesoro entre las manos. Mi mujer me preguntó que qué hacía removiendo la arena. Me extrañó que no se diera cuenta. Exclamé ¡estoy encontrando monedas de oro! Y ella me dijo: ¡pero no ves que son las chapas de las cervezas que te has bebido! ¡Oh señor, qué broma macabra! ¡Cómo juegas conmigo! ¿Por qué me tratas tan miserablemente? Tú y yo sabemos que era oro auténtico. ¿Por qué me diste el cambiazo? ¿Acaso solo quieres que sea rico en tu presencia y siga siendo pobre en el mundo?