ORACIÓN XXXI ¡Dios! Los sermones televisados Los sermones dominicales Alimento regurgitado Alimentan alimañas ¡Dios! Hay anuncios, no anunciación Hay enunciados, no elevación Hay pesadez, no gloria Insistencia, barroquismo, yeso, cal, escenografía, disfraz, mentira Dios, ¿es posible que nos eches una mano para cambiar esta inercia demencial?
Mes: septiembre 2022
Los rostros del mundo (164) Oración XXX
ORACIÓN XXX Señor, permíteme cumplir con las promesas de mis buenos propósitos: No cargar de avispas la habitación del Roncador. Aprovechar los huesos del pollo para sembrar berenjenas. No salir corriendo detrás de las liebres libertinas. No maldecir al maldiciente, ni robar al ladrón, ni burlarme del burlador, ni ser jefe de nadie, ni hacer del árbol caído, leña ajena. No hacer del camino una fiesta para inválidos. No pasar frío en verano ni calor en invierno. No perderme por los bosques de la eternidad. Amar a las piedras y al fuego como a uno mismo. No matar el tiempo hasta que el tiempo me mate.
Los rostros del mundo (163) Oración XXIX
ORACIÓN XXIX Tú sabes, Señor, que eres una ficción mía como yo, tal vez, sea una ficción tuya. Un empate que la muerte resolverá a tu favor: Tú seguirás cautivando las mentes de los hombres y yo acabaré en un licencioso olvido sin rescate. Tú seguirás aquí bregando con el ser humano y yo me olvidaré de los enredos y las oraciones. A lo mejor es un destino más favorable de lo que pueda parecer. Tal vez, no debería lamentarlo. Ser eterno debe ser duro.
Los rostros del mundo (162) Oración XXVIII
ORACIÓN XXVIII He abierto una cuenta en Facebook y sin saber cómo ni de qué manera me llueve una catarata de gente solicitando mi amistad. Ya sé que son amigos fantasmales, producto de la promiscuidad de las redes. Personas de todas las procedencias, con sus propias necesidades, con sus variadas intenciones. Gentes que se ofrecen para compartir, negociar, sexualizar, dar y recibir palabras, poemas, amor y un largo etcétera de sentidos y sentimientos que se me escapan. Por eso te pido, oh Señor, que te dediques a ellos y les des todo el amor que piden, toda la comprensión que necesitan. Yo solo quiero regalar un dibujo y un poema al que pase por allí y lo vea, y el que no lo vea, que no lo vea, y el que lo vea y no le interese, que no le interese. Nada más. De lo otro, sea lo que sea, encárgate tú, Señor, que sabes del ser humano y sus cosas, sean las que sean.
Los rostros del mundo (161) Oración XXII
ORACIÓN XXII Confieso, Señor, mi falta de pericia para interpretar el significado de tus designios. A veces, entiendo una cosa y su contraria a la vez. No sé si los presagios eran inventados por la fantasía de mi deseo o indicios de una suerte que no acababa nunca de sucederme. No sé si el búho que sobrevoló mi cabeza estando apostado en el balcón era una señal del espíritu o el vuelo azaroso de la naturaleza al caer la noche sobre mi casa en el campo. Siempre espero un crecimiento de mi suerte o de mi sabiduría, pero pasa el tiempo y no noto esa mejora, esa gracia. Como no acabo de enterarme, Señor, ¿Podrías ser más explícito, Señor, más claro?
Los rostros del mundo (160) Oración XXVII
ORACIÓN XXVII Dentro del haz de luz proyectada por la lámpara del escritorio, apareció un mosquito de los tantos que pululan por la noche de mi casa en este verano en que el diablo encendió sus calderas para preparar la cena de los muchos que van a bajar a vivir con él. Este mosquito indicado insistía tanto en su misión de mortificarme, que pensé, por un segundo, si me lo habías enviado Tú como una forma de expiación, de sufrimiento merecido. Los mosquitos han hecho tantos estragos a la humanidad, tantas enfermedades, tantas muertes, que se entiende que sean misioneros de los grandes poderes de la Tierra, en el que, claro, te encuentras Tú. Pero, enseguida pensé que Tú eres amor, amor, amor, amor, así que el mosquito solo lo podía enviar uno de dos poderes restantes, o el diablo o la muerte. Así que ahora te imploro que acabes con este mosquito. Combate en mí a tus enemigos.
Los rostros del mundo (159) Oración XXVI
ORACIÓN XXVI Señor, perdona mis pecados hasta hoy. Por favor, hagamos borrón y cuenta nueva. Son tantos los años y los pecados acumulados que no hay manera de poner orden en mi cabeza. Todos se me confunden. Los viejos, los nuevos pecados, los expiados, los perdonados, los olvidados, los que me siguen quemando la conciencia, los que aguardan para asaltarme en las noches de insomnio… Tal es la confusión y la angustia en la que vivo que necesito un alto en el camino para saber por dónde va el camino. Sumar pecados indistintos de intensidad y tiempo no genera más que insolvencia existencial. Ya no sé cuál es cual. Se me caen encima como un torrente de ollas. En este desorden, un pecador no puede ser un verdadero pecador. ¡Dios! Hagamos una puesta a punto. Volvamos a empezar con el contador a cero. Limpiemos el patio y construyamos un nuevo arrepentimiento sincero y limpio. Pecados no me van a faltar, desde luego, para empezar de nuevo.
Los rostros del mundo (158) En el inicio
EN EL INICIO ¿Sabe este intrépido que al inicio del universo la materia estaba formada por quarks, leptones y gluones, un particular elenco de partículas subatómicas que, con el tiempo, formarían átomos… o tal vez piensa que ya estaba allí el inicio de su cara bonita, el deslumbrante guaperas, el ligón aprovechado de su fuego interior?
Los rostros del mundo (157) Cruces
CRUCES Por la tarde, cuando iba a ver a mi madre a su residencia de Reus, cruzó una paloma volando delante de mi coche, a la noche de vuelta a casa, se cruzó a ras de suelo una rata, la paloma me inspiró la superstición de ser un elegido, algo bueno para mi vida, la rata no me inspiró nada, era el reverso de la primera superstición, si aceptaba una debía aceptar la otra, así que deje lo bueno para no coger lo malo. Palomas y ratas, ya podéis repartir la buena y la mala suerte por el mundo ancho y ajeno, yo voy a trabajarme la mía.
Los rostros del mundo (156) Rostres
ROSTRES Totes les paraules són un creuament de sentits. Al punt de trobada neix l’amor. Al punt de fugida neix la ferida. Tots els rostres són el mapa de les fornicacions del temps, de l’amor i les ferides.