Oh! Demorada Belleza, tu cuerpo respira como el caballo y el mar visitados por la luna, una fortaleza sin defensa pues su poder es evidente, un trigal movido por la brisa dulcísima de la primavera, un olor que fascina a la higuera del sueño, el capricho de una sonrisa en el mármol demorado de la caricia o la reverencia. Oh Belleza Lúcida, los dioses existen, pues solo los dioses pueden modelar la arcilla de tu cuerpo, el barro fino y delicado que dan a tu carne la textura de un pergamino indostánico con el poema de un río escrito en el bosque del deseo, ese ejército imparable que nos visita en las noches desnudas de lebreles, sin perros que la ladren ni sátiros que la desperecen. Oh Belleza Salutífera, soy tu guardián de anhelos, tu guerrero de asaltos. Los dioses existen, no tan solo porque tu belleza deslumbra mi alma llena de devociones; también porque ellos han propiciado que tu vengas a mí como un don para mis manos de piedra endurecida, para mi boca de sed y enjambre desatado.
Mes: diciembre 2020
El Nota 13 – día 148
Hay muchas cosas importantes en la vida que a mí no me importan nada. Hubo un tiempo en que intenté ponerme al día y seguir los pasos que me marcaban los inteligentes, los triunfadores del mundo. Ya no. Esta cultura colectiva en la que vivimos al dictado del beneficio económico, me importa un pimiento. El interés no me interesa nada. Los seres humanos nos hemos enfrascado en el conflicto. Todos los que lo promocionan o lo propagan, ensucian las aguas para decir que son peligrosas. Quieren dar miedo. La gente se acongoja y después llegan ellos con la solución. Y una mierda. Que se la coman ellos. Sus mierdas y sus soluciones. A mí, que me olviden. Ahora pasa una bandada de ánades en formación. Una punta de flecha que vibra lanzada hacia el horizonte. Esta contemplación es mucho más importante que todas las crisis patrióticas del mundo.
El Nota 12 – día 147
El mundo está lleno de gente peligrosa. Están los evidentes: delincuentes, asesinos, criminales, narcos, gentes del hampa etc… y sus correlatos de las fuerzas que los combaten. Los hueles y te vas. Agentes del orden y agentes del desorden. Personas armadas, con y sin permiso. Después están los que no son evidentes. Esos malignos disfrazados de los que el personal se exclama: ¡Si parecían tan buena gente, yo no me lo hubiera pensado nunca! Vecinos que viven cerca, con los que te cruzas en el bar, como esos idiotas moralistas que te enredan con sus bondades de palurdos, ancianitas con recortadas por miedo a ser violadas, serviciales mantenedores del gas que hacen la limpieza de las joyas familiares, lobos salidos, enfermos imaginarios, cocineros de cochambre que nos matan y aún así, les damos las gracias, vecinos que violan a sus hijas y son de tu equipo, turbios adolescentes a los que se les cruzan los cables, colgados paranoicos que te miran mal, tarados a los que se les rompe una vena, violadores solícitos como románticos antiguos, imbéciles que mandan, mandilones voluntarios, niños con patinete, perros sueltos, corazones automáticos, piratas de improviso, ratas sin cloaca, libres por las calles. Una caterva innumerable que da miedo, solo pensarlo. Los delincuentes se disfrazan porque saben que la apariencia de bondad es más afectiva que la bondad verdadera. Monjas terroristas, asaltantes de bancos, curas pederastas, reyes ladrones, médicos violadores, sastres que sisan, revolucionarios que matan a sus corre-legionarios, asesinos que se presentan como libertadores, hijos de dios que son como demonios desatados… en fin… que hay que tener cuidado, y como decía Gonzalo Suárez, un genio verdadero, si quieres ser un buen director, ponte la mascarilla.
El Nota 11 – día 146
La vida es un enredo. Está llena de mentiras, rollos, milongas sin fin. Todo el mundo se cree mejor de lo que es. Todo el mundo se cree que los tontos son los otros, que de todo lo malo que le pasa la culpa es de los otros. Todo el mundo se piensa que tiene un pensamiento propio, que toma decisiones libremente. Y todos me lo vienen a contar a mí. Por eso digo que no estoy por eso, procuro no estar nunca.
El Nota 10 – día 145
Yo también tengo un objetivo en la vida: respirar la paz de la somnolencia celestial bajo una parra de frutos regalados; seguir vivo contra todos los estados del alma; no dejarme socavar la delicada moral, demasiado expuesta a lo sensible; resistir a las impertinencias y desengaños del pérfido mundo. (Esa palabra la saqué de una telenovela mejicana). Del amor solo se decir que viene y va como un viento desordenado, que trae la semilla de una buena vida y se lleva el sueño de una vida mejor. Siempre diré que prefiero que sople su furioso desacato a que resguarde mi complacencia detrás de los muros del olvido. Ya sé que no voy a contribuir a inventar una vacuna, ni a remontar ríos y descubrir montañas, ni civilizaciones perdidas, subir a la luna, construir barcos, o simplemente diseñar una silla… aunque he hecho más de una con maderas recicladas. Yo no soy un héroe, ni creo que el destino me reserve un lugar entre los hombres dignos de memoria. Me basta con trabajar para vivir y si es posible, vivir sin trabajar, y aunque no sé cómo, sigo aquí tumbado y pensando la fórmula chamánica de lograrlo.
El Nota 9 – día 144
Pudo salir bien, pero salió mal. Dejé lo que tenía que hacer para estar con una mujer y cuando quise darme cuenta me vino encima una tormenta y tuve que escapar pues salió un marido pistolero gritando que a ti te quiero pero a ese menda primero lo tengo que matar. Me pilló desprevenido y corriendo a calzón caído tuve que escapar antes de que un accidente fatal acabara con mi alma muerta o mi cuerpo mal herido si salía por la puerta. Salté por la ventana con tan mala gana sabiendo que fuera dormía un mastín que desde que me vió no tenía otro fin que morderme los huevos y dárselos crudos al cabrón de su dueño. Así que corrí y corrí sin haberme corrido oyendo detrás de mi un disparo y un aullido gimiente de perro abatido que murió por accidente del ciego invidente por celos del marido. No me mató a mí, mató a su perro el aturdido guerrero que me quería matar tan solo por intentar echar un polvo con su mujer que me lo había pedido por gozarse y por satisfacer su deseo morboso y por el que había dejado un curro bien pagado y acaso, por acoso, yo era más inocente que un monje penitente en la celda de un convento que es un buen invento para dejar de pecar o pecar para siempre.
El Nota 8 – día 143
La agonía del pez fuera del agua, nos afecta menos que la agonía del mamífero boqueando el oxígeno que le falta, perro, gato, caballo, y no digamos ya la de El Lobo con su roto occipital o la del padre en la cama del hospital boqueando como almas fuera del cielo.
El Nota 7 – día 142
Tantos días con el mismo bicho que yo también me puse a pensar. Dos funciones de este virus que nos afecta, que nos quiere, más a nosotros que a los gatos. No sé cual de los dos es la más acertada: a) acabar con la actual civilización de la tierra b) o poner a prueba nuestra salud y prepararnos para una futura aventura, dentro o fuera del planeta. Dejar de ser lo que somos o ser ya otra cosa para otros planetas. Desaparecer o ser insignes.
Romance del recuerdo
e vuelto de nuevo a recordar el día en que la conocí. Espigas de mi corazón tiemblan con el viento de abril. Se abrieron las puertas del cielo, entré en los palacios del mar, dejé los suburbios del sueño, junté las palabras de sal. Ojos negros rayando el día. Albor de claridad cercana. Se abrían mis ojos de pronto con la lluvia de su mirada. Revelación de nuestros cuerpos, placer andando por las manos, el misterio se descorría con el veloz fuego del rapto. La memoria, como un caballo, deja su rastro inolvidable. He vuelto a recordar que fuimos velas de un viento favorable. Ese rastro de la memoria marcó su destino en mi piel. Donde quiera que yo me encuentre sabré quién es mi dueña, quién me liberó de tanta cárcel, y abrió luz en las sombras, quién hizo realidad la idea de vivir con todo mi ser. Si cautivó mi pensamiento, si abrió las corolas del aire, ahora, agonía y memoria, viene despertando en la tarde.