El Nota 9 – día 144

     
Pudo salir bien, pero salió mal.
Dejé lo que tenía que hacer
      para estar con una mujer
y cuando quise darme cuenta
me vino encima una tormenta
y tuve que escapar
pues salió un marido pistolero
gritando que a ti te quiero
pero a ese menda primero
lo tengo que matar.
 
Me pilló desprevenido
y corriendo a calzón caído
tuve que escapar
antes de que un accidente fatal
acabara con mi alma muerta
o mi cuerpo mal herido
si salía por la puerta.
 
Salté por la ventana
con tan mala gana
sabiendo que fuera
dormía un mastín
que desde que me vió no tenía otro fin
que morderme los huevos
y dárselos crudos
al cabrón de su dueño.
 
Así que corrí y corrí
sin haberme corrido
oyendo detrás de mi
un disparo y un aullido
gimiente de perro abatido
que murió por accidente
del ciego invidente
por celos del marido.
 
No me mató a mí, mató a su perro
el aturdido guerrero
que me quería matar
tan solo por intentar
echar un polvo con su mujer
que me lo había pedido
por gozarse y por satisfacer
su deseo morboso
y por el que había dejado
un curro bien pagado
y acaso, por acoso,
yo era más inocente
que un monje penitente
en la celda de un convento
que es un buen invento
para dejar de pecar o pecar para siempre.
 
 
 
    

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