Poemas Talmúdicos 11 – día 255

 Escriben bien los retóricos,
 los gramáticos sin alma,
 los administradores de las catástrofes cíclicas,
 los secretarios de sus señorías,
 los alumnos limosos del prestigio piramidal,
 los escribas aduladores del poder sublime, 
 los reseñistas que perpetúan 
       los bostezos de la trilla meridional.
  
 El retórico
 construye un acueducto sin agua,
 un aeropuerto sin aviones,
 un libro de necias vacuidades.
  
 No es suficiente escribir bien.
 Es necesario una inteligencia
 que sobrevuele por encima
 del argumento y su gramática.
  
 Los idiotas
 también escriben bien.
  
 Por eso el rabino Aira dejó caer:
 “Hay que dejar que desfilen los oropeles
       de la inteligencia, del valor aparente.
 Hay que escribir mal para escribir bien” 

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