Poemas Talmúdicos 10 – día 254

 El hombre viejo del banco público
 le aconsejaba al joven que estaba a su lado:
  
 Cuídate de los aduladores;
 De los criados en la ostentación y el lujo;
 De los seductores que te usan 
       como espejo de sus vanidades;
 De la mujer que se mira en los escaparates
       y no se preocupa de tu hacienda;
 Del vecino que espía tu buzón
       y de los altivos sin mérito
       que mucho presumen y nada cumplen.
  
 El joven seguía llorando por el dolor
       de una novia recientemente perdida.
 El hombre viejo le contó su historia de desamor
       y acabó afirmando que, por su experiencia,
 el tiempo lo cura todo.
 El joven pensó: “a la mierda con el tiempo”
 El hombre viejo pensó: “ya le llegará 
       el tiempo del tiempo”. 

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