EMOCIÓN 1 DESVALIDO: como un gorrión tiritando en medio de una alambrada.
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Los rostros del mundo (305) Fantasmes
FANTASMES Abaten la realitat els fantasmes. Venen amb l’encesa imaginació d’una tribu. S’aposten en el miradors d’un espill, Diuen : “aquest perfil és una núvia abandonada” “aquella ombra llunyana, un fuseller que ens apunta al final del passeig” “aquests petons no són com els dels altres deu” Ahir em vas dir, Avui em dius Demà qui sap. Són aquí, Entre l’ombra i el tacte, en la frontera D’ésser carn o fum, Entre la disfressa de les Cortines, En el llim que salva o condemna. I són certes en llur incerteza, dons causen dolor, Es fan presents en els dubtes d’allò perceptible, Deformen l’imatge del desig i el cos crema, Es propalen entre els corrents de l’aire i acabes ferit, Ja que fan de la seva inmateria, la materia d’una mort. Coneixen el nostre taló d’Aquil·les, precises, Disparen les seves fletxes, Cauen al terra les coses exactes, S’embruten d’aparences i moren en va Com llavors escampades del munt infértil. Creiem que se n’han anat i sempre tornen, Como nossaltres, que sempre vam voler ser diferents I sempre tornem a ser els mateixos.
Los rostros del mundo (304) Oración LXV
ORACIÓN LXV Fea de Honor de los Iletrados Cantoneses, no ruegues por nosotros. Consejera Dedicada al Patrimonio Hurtado, no intercedas por mí. Presidenta del Comité Organizador de la Corrupción, ora en el desierto. Ilustre Dama del Cortejo sin Bragas, tírate al monte. Señorito Burlesco de todos los Antros, hazte monje trapense o traidor. Prohombre de la Liposucción del Dinero Ajeno que los súcubos te lleven.
Los rostros del mundo (303) Oración LXIV
ORACIÓN LXIV El mal en el mundo tiene una explicación para los católicos: el libre albedrío. Consideran a Dios, puro y bondadoso. Es el hombre, en su libertad, quien comete el mal. Me pregunto: ¿Puede alguien separar la cruz y la cara de una moneda y seguir diciendo que es una moneda de curso legal que sirve para comprar el pan y el vino de una mesa dispuesta para santificar la vida? Decir que esa moneda tiene una cara buena y una cara mala, es una manera de decir que sólo los sofistas mantienen con el andamiaje de sus palabras serviles. Dios no es la cara buena de la moneda. No existe una cara buena y una cara mala. Las dos caras hacen una moneda inseparable. Dios ocupa los dominios de nuestra ignorancia, es el universo de lo que no sabemos y está en la ecuación del bien y del mal. Una ecuación única en que los factores son la vida y la muerte. Inseparables. Como la moneda. De aquí mi oración: respeto por lo que no sabemos más grande e importante que lo que sabemos: “Dios me lo ha dado, Dios me lo ha quitado, Bendito sea el nombre del Señor”
Los rostros del mundo (302) Oración LXIII
ORACIÓN LXIII ¿Cuántos quieren que Dios se dedique a salvar las vidas de las víctimas de una guerra o de una catástrofe natural? ¿O salvar de la muerte a los niños atacados por una enfermedad fatal? Cuando la dimensión trágica es tan devastadora es inevitable hacerse la pregunta: ¿por qué Dios no hace nada? Dios es la fatalidad del hombre: es la vida de la muerte y la muerte de la vida. Dios es la perpleja paradoja del sinsentido: está donde no está y no está donde está. Quien rece para pedir una respuesta ignora que la respuesta es la oración. El poeta siempre trabaja, fatalmente, con oraciones. Dios es insoslayable en la ecuación de la vida y la muerte. .
Los rostros del mundo (301) Oración LXII
ORACIÓN LXII ¿Quién ha dicho que Dios debe ser compasivo? .
Los rostros del mundo (300) Oración LXI
ORACIÓN LXI En estos dominios en los que somos súbditos de la muerte, en que nuestro destino es asumir y perseverar, sin que, lo que hacemos, sea decisión de nuestro parecer, sino que las órdenes vienen envueltas en una sonoridad interior que aceptamos como nuestra, aunque nuestra tan solo sea la acción de obedecer, callando o gritando, hiriendo o perdonando, animales sutiles de pesadas huellas, que solo llegamos al pozo sin fin, al abismo de nosotros mismos, obedientes o exaltados según el espejo del que somos reos o verdugos acidulados por capricho ¿de quién Señor? ¿de qué instancia? ¿de qué poder? ¿de qué dominio? Te ruego Señor, con todos los respetos, que me des una respuesta, si quieres, si puedes, a no ser que Tú también seas súbdito y estés condenado a no saber. .
Los rostros del mundo (299) Oración LX
ORACIÓN LX He escrito Señor, con esta sesenta oraciones. Escribir oraciones se ha convertido en una fórmula tan eficaz como abrir una ventana en un muro opaco que da a un patio cerrado entre bloques de viviendas, sin otra salida que la vertical al cielo, donde tu vives, tan presente como la luz de las doce del mediodía y tan anónimo como los habitantes de esas viviendas. Esa ventana no aporta ningún gran descubrimiento pero permite salir y husmear el mundo. Si no hubiera abierto esa ventana estaría escribiendo la nimiedad de uno mismo, la nada que soy, la espesura de remesas heredadas, algo que no tiene importancia ni para uno mismo y que algunos poetas escriben para pasar el paquetito, paquetito de nimiedad y mierda, a los demás, tan ajenos como la vida de las tortugas voraces.
Los rostros del mundo (298) Oración LIX
ORACIÓN LIX Para K. que me cuenta su historia ¡Dios de los Tormentos! ¡Señor de los Líos! ¡Apiádate de este corazón convulso que me salta en el pecho! ¡Cómo me entregas a una mujer que es torpe, egoísta, sin empatía, que no tiene en cuenta mis sentimientos, que está frustrada, es ignorante, infiel, sin sentido del deber, suspicaz, paranoide, que miente y no contesta a mis correos, que le envío mis mejores presentes y me los devuelve al pasado más remoto? ¿Cómo es posible Señor que me hayas hecho devoto de esta mujer que me bloquea en Instagram cuando yo solo pienso en ella, que me paso las horas eligiendo qué palabras, qué proyectos, qué restaurantes, qué viajes le pueden gustar a ella? Tú sabes que hemos sido felices y que podemos seguir siendo felices, pero ella me niega, y yo, sin embargo, estoy imantado, fatalmente atraído, abismalmente entregado a su imagen inviolable. Haz algo, Señor, porque yo ya no puedo salir de este infierno solo.
Los rostros del mundo (297) Oración LVIII
ORACIÓN LVIII Señor, la chica sensible y bella, sensible hasta el punto de la afectación por una nimiedad, bella hasta el punto de provocar la ensoñación de la felicidad posible, me bloquea porque piensa que soy un áspero troglodita después de un sortilegio de comentarios y reparos que le hago a sus opiniones sublimes, tan sublimes, cree ella, que solo merecen aprobación y aplauso, de una sublimidad, creo yo, que solo merecen piedad y desconsuelo. ¿Podrías, Señor, armonizar este desencuentro? Nada pretendo Señor, sólo quiero evitar esta sensación de que, con solo acercarme, se va a romper la porcelana china.