Los rostros del mundo (299) Oración LX

ORACIÓN  LX

He escrito Señor, con esta 
sesenta oraciones.
Escribir oraciones
      se ha convertido en una fórmula
tan eficaz como abrir una ventana
      en un muro opaco
que da a un patio cerrado 
      entre bloques de viviendas,
sin otra salida que la vertical al cielo, 
      donde tu vives, tan presente 
como la luz de las doce del mediodía
      y tan anónimo 
como los habitantes de esas viviendas.

Esa ventana no aporta ningún gran descubrimiento
pero permite salir y husmear el mundo.
Si no hubiera abierto esa ventana
estaría escribiendo la nimiedad de uno mismo,
la nada que soy, la espesura de remesas heredadas,
algo que no tiene importancia ni para uno mismo
y que algunos poetas escriben para pasar el paquetito,
paquetito de nimiedad y mierda, a los demás, 
tan ajenos como la vida de las tortugas voraces.

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