Mes: diciembre 2020
Poema de amor nº 9 – día 124
Ven y tráeme tu lluvia de fuego y mansedumbre, la púrpura que despliega el rubor escondido del sigilo, la mano de las fronteras en los márgenes del bosque, rigor de hambre y sepultura en el precipicio de la sangre. Ven y haz propicia la noche de la absolución en la derrota y el comercio, en el grito de las volubles aguas, de las ufanas aguas, brincando por la devoción de las rocas insumisas, durmientes verticales de cipreses centinelas del aroma que perfuma tu axila de fuente oscura, siniestros avances de los hijos de la mandrágora que se complacen en un altar de velas asmáticas, mientras las músicas del veneno se infiltran en las venas que levantan el asombro de los días.
Romance del dinero sexual
on dinero bien se pagan Caprichos de potentado Joyas, vestidos, lujurias Con putas de buen salario, Con niñas de porcelana Que ya no buscan trabajo Que encuentran lo que desean Ejerciendo de soldados Adiestradas en las armas Cuerpo a tierra, cuerpo abajo. Mozas de usar y tirar Que el dinero está mojado Por las babas del señor Que respira perturbado Por las ansias que lo llevan A mirar siempre debajo Que el asombro tiene un precio Y es material reservado Para cuantos tienen leyes Que ellos mismos se han pactado Para montarse en la vida Lo que les viene de agrado. Dinero para perdones, Dinero para pecados, Dinero para fronteras Dinero de contrabando, Dinero para ministros Que se embolsan lo pactado, Dinero para las misas Dinero para agasajos Que todo en la vida tiene Un precio para el mercado Que el dinero sólo es bueno Si sirve para gastarlo Mejor si se centrifuga Rápido, rápido, rápido Que quieto no vale nada Parado es papel mojado Y si la niña es menor Ellos no tienen reparo.
Poema de amor nº 8 – día 123
Si me dejas tendido entre la sal y el muérdago, en esta extensión de sándalo y crematorio, levantaré un viento de venturosas instancias por los desiertos que se rindieron a la esperanza de hallar agua en las espinas del vacío; surcaré los mares incrédulos en grupas de mercurio para llegar al tiempo de las rendiciones, al sol de las entregas de la seda y el ardor. No será necesario que abras las puertas de tu casa. Entraré volando por las ventanas del norte, flotando en la finura del aire que respiras, con el crepúsculo de lilas que se demoran en tus labios, prendido de tus equilibrios de cristal y luna.
Poema de amor nº 7 – día 122
El amor es el machete que abre el sendero, la tea que lo ilumina y quema las zarzas, el viento que levanta las cornisas del hambre, la inundación que arrasa con esa costumbre de araña en su rincón, de moho en su humedad, de caballo masticando hierba soledad, de mañanas perdidas en su mansedumbre. Cruces que gimen por el frío de febrero buscan su verano en el sueño de las garzas, allá donde el abandono deviene estambre, vertical asunción de languidez y lumbre que combate las corrientes de oscuridad, que demoniza los libros de la verdad, que libera las almas de la pesadumbre.
Poema de amor nº 6 – día 121
Ven a verme, azul escondido en los enredos crepusculares de la nieve apagada por el farol de la noche. Ven a verme en el lago de los narcisos ahogados por un septiembre sin nombre, con tus arpegios de maderas indecisas, con los párpados gritando tu deseo en las moléculas que el aire desperdiga. Ven a verme, que los animales duermen hambrientos de celo y cortesía, con los caminos encendidos de alquitrán, en las herramientas del oxígeno que oxida las fórmulas del decoro y el sol de las celosías. Ven y dime el fuego de tus puñales, el rubor del alba en los mastines del júbilo, tu rumor de paloma, tu llamada de abismo, mi cólera de azafrán en la memoria lábil de tu cuerpo o razón de ser en la materia.
Poema de amor nº 5 – día 120
La elección en medio de los torbellinos, los afanes, las tribulaciones del bosque, los brillos y las joyas del mundo, los carros del óxido y la humedad de los azules retratos, apuntan a la vida del amor más que los simulacros del prisma circular. Elegir en la vorágine, el delirio del intrépido desastre, las colonias de insectos en el vórtice del mal, los cítricos en el alma de los consejos, las alondras perdiendo su límite de bóveda celeste en las agitaciones del mar que claman del amor su servidumbre de entrega y festín inmortal. La elección que nombra la sombra del árbol, su fronda de cadáveres acumulados en el hielo, su arborescencia en los sustratos del helecho, su cincha de cálido sepulcro, su rótula que gira en la dimensión interminable del prodigio, su retorno por las veredas de la música y la lluvia. El amor elige su presagio de muerte, el corazón en el que deposita su semilla y su huracán, su escorpión y su dolor de frío en la médula, su paciente desencanto, su criba centinela, la duna donde copia sus caricias de misterio, la casa de penumbra donde esconde su fortuna.
Poema de amor nº 4 – día 119
Si no es compartido El delirio de amor Se alza a las alturas Del abismo lunar Si sigue sus pasos De brinco circular De ciervo cercado Por rosas sin olor Acabará herido En manos del dolor Cielos sin sentido En orillas sin mar. Raptos y presagios De absurdo regidor, Sumisas presencias De pájaro y azar. Entre pasos regios, Sombras de un malestar Caminos del hambre, Mareas del error.