Poema de amor nº 9 – día 124

Ven y tráeme tu lluvia de fuego y mansedumbre,
la púrpura que despliega
      el rubor escondido del sigilo,
la mano de las fronteras en los márgenes del bosque,
rigor de hambre y sepultura en el precipicio de la sangre.
 
Ven y haz propicia la noche
      de la absolución en la derrota y el comercio,
en el grito de las volubles aguas, de las ufanas aguas,
      brincando por la devoción de las rocas insumisas,
durmientes verticales de cipreses centinelas
     del aroma que perfuma tu axila de fuente oscura,
siniestros avances de los hijos de la mandrágora
      que se complacen en un altar de velas asmáticas,
mientras las músicas del veneno se infiltran
      en las venas que levantan el asombro de los días.
 
 

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