Poema de amor nº 8 – día 123

Si me dejas tendido
      entre la sal y el muérdago,
en esta extensión de sándalo y crematorio,
      levantaré un viento de venturosas instancias
por los desiertos que se rindieron a la esperanza
      de hallar agua en las espinas del vacío;
surcaré los mares incrédulos
      en grupas de mercurio
para llegar al tiempo de las rendiciones,
      al sol de las entregas de la seda y el ardor.
 
No será necesario que abras las puertas de tu casa.
Entraré volando por las ventanas del norte,
      flotando en la finura del aire que respiras,
con el crepúsculo de lilas  que se demoran en tus labios,
      prendido de tus equilibrios de cristal y luna.      
 

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