Yo te voy a devolver esta torpeza que enreda las corolas de la mente, con una primavera que presiente que la belleza vive en la justeza, y juntando las manos sin pereza diremos la oración con diferente actitud, orientada en el oriente, limpia, digna, discreta en su destreza. Ser uno y su contrario es paradoja que fluye sin sentencias que la opriman, natural como un rostro que se enoja, cuando niegan el punto donde riman la vergüenza contraria que nos moja con las leyes absurdas que nos priman.