l diputado tuitero sigue con sus amenazas, las cabras tiran al monte como el picor a la sarna. Cada vez que abre la boca no se salva ni la salvia, se infusiona y nos infecta con palabras trompicadas. No hay dos frases que no diga una sarta de tontadas, retahílas de refritos y monsergas desgastadas, consignas de capirote, insistentes payasadas, machacones ditirambos de su salsa mentecata: que si la tirana tierra, que si la madrastra España, que si nos impiden ser libres gentes soberanas. Mientras tanto con denuedo, el se zampa una lasaña pensando el muy guerrero: esto sí que es buena hazaña, comer de los que, contrarios, le privan de la su patria, lo arrinconan en hoteles y le entregan buena paga. Le regalan buena vida, una vida regalada, haciendo sólo el rufián con eso solo le basta. “Critiquemos hasta un punto o el chanchullo se me acaba” -piensa como un empleado catalán de nueva planta- “Cuidar de tu enemigo esto sí que es una ganga, yo hago como si provoco y les enciendo a los fachas, después, los agradecidos, me compensan con la carta de un excelso restaurante y me pongo hasta las trancas, que comer hay que comer y beber no es cosa vana que esta vida de tuitero tiene salidas muy malas”.