El Nota 1 – día 134

No estoy para nadie
      hasta las 12 horas del mediodía.
No quiero que nadie interrumpa
      mis ensoñaciones.
Nadie que me quite un segundo
      de los pocos que tengo
para que me vengan las visiones que necesito.
Preciso de una pequeña eternidad
      para procesar mi melancolía.
No tengo el alma para nadie
      que no sea de mi propio olvido.
Queden fuera los que me traen recados,
      facturas, buenas noticias, heraldos negros,
fabulaciones, corales, cretinos, cristales de Siam,
      conquistadores de la metrópolis,
inspectores de la luz, hermanos de sangre,
      noticieros de sándalos, mujeres sin bragas, ni eso.
 
Solo silencio de sendas que se adentran en el soliloquio.
 
 

 

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