Romance de la Invocación

ente, primavera y dime
 dónde redimes tus sombras,
 por qué caminos te acercas
 trayendo luz a las hojas.
  
 Tú que tienes el secreto
 placentero de las bocas
 que cantan tan sin desmayo
 por los abriles que mojan,
 el agua de las corrientes,
 la santidad de las obras,
 el perfil de los que pierden
 las hebillas y las botas.
  
 Dime, idea perenne,
 tu secreto que retorna
 como asombro de los días,
 como el brillo de las joyas,
 por dónde van tus fulgores
 por dónde van tus estrofas,
 destrezas que nos despiertan
 los pulsos que nos arroban,
 el cuerpo de la verdad,
 y el alma de la memoria,
 los ríos que van preñados
 y el corazón que te nombra.
  
 Dime, que quiero tumbarme
 en el sueño en que reposas,
 junto al paso de tu estirpe
 y tu sangre que me acosa.
  
 Allí diré mi palabra
 heredera de tus obras,
 cantando con tu silencio
 el silencio de las sombras.
    

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