Poemas Policíacos 7 – día 242

 La Frontera
  
 Soy un hombre de frontera.
 Hasta el límite donde se encuentra
        la fiebre arbórea y el liquen insondable
 no llegan los pasos de los novelistas necios.
 Una cosa es el cine 
       y otra ver un cuerpo en descomposición.
 Una cosa es narrar la muerte abstracta del ingenio,
 y otra es taparse las narices por el sudor
       de las bacterias de la corrupción.
 Una cosa es descender 
       por el abismo salpicado de helechos,
 y otra es sostener el perfil de la fortuna
       en el muro de la desesperanza.
  
 Soy un hombre de frontera.
 En una parte declinan los que matan,
       y en la otra, 
 los impertérritos que mandan matar.
 La frontera entre la vida y la muerte 
 no natural, ejecutada por sicarios,
 es una frontera en la que vivimos 
 nosotros y los lobos.
 Los demás podéis disfrutar 
 del oprobio y el fútbol.
   

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