Oración XXXVIII Señor, conserva en su felicidad, en su sapiencia, en su bondad, en su equilibrio, al amigo Ramón: La alegría de su amistad la comparo a la de un buscador de oro del Yukón que encuentra una pepita que lo redime para siempre, de todo el frío incisivo del hombre solitario en la montaña. Señor, haz todo para que siga siendo ejemplo de humor, señor cabal y presentable, orgullo de conocimiento: la alegría de su amistad la comparo a la del micólogo que encuentra la madre de todos los níscalos del bosque imaginado. Señor, preserva su fidelidad a las buenas causas: la alegría de su amistad la comparo a la del ciclista que se escapa al inicio del puerto y llega a la meta de Alpe d’Huez ganando la etapa y el Tour. Señor, mantenlo rico de afectos y hermandades telúricas: la alegría de su amistad la comparo al que anda en el desierto, y de una manera inesperada, y tal vez, inmerecida, recibe la gracia del maná, el dinero y el sexo. Señor, mantenlo firme para todas las celebraciones de la comida, la bebida y la tertulia de sobremesa, al amigo Ramón García, y para más señas, Mateos.