He bajado a la calle y veo a mucha gente paseando perros. No veo pasear peces, pájaros, reptiles, halcones, salamandras, culebras… No veo pasear gatos. Los gatos no se dejan. Ellos pasean por su cuenta. Perros de todos los tamaños y colores. Una variedad inverosímil si pensamos que todos devienen del lobo. En la prehistoria el lobo fue un competidor hasta convertirse en un aliado. De aliado ha pasado a mascota, en receptor de la sentimentalidad herida del hombre sin atributos. Hay esclavitudes que no admiten la vuelta atrás. Ni los perros domesticados ni nosotros podemos vivir en estado salvaje. Solo los animales que no pasean con el hombre podrían volver a su libertad de animales. Pero claro, el hombre ama a los animales, por eso les da su cariño o se los come. Demasiadas contradicciones, para seguir en la calle, así que me vuelvo a casa. Otro día sacaré a pasear a mi pez en su pecera