
EMOCIÓN 1 DESVALIDO: como un gorrión tiritando en medio de una alambrada.

EMOCIÓN 1 DESVALIDO: como un gorrión tiritando en medio de una alambrada.

FANTASMES
Abaten la realitat els fantasmes.
Venen amb l’encesa imaginació d’una tribu.
S’aposten en el miradors d’un espill,
Diuen :
“aquest perfil és una núvia abandonada”
“aquella ombra llunyana, un fuseller que ens apunta
al final del passeig”
“aquests petons no són com els dels altres deu”
Ahir em vas dir,
Avui em dius
Demà qui sap.
Són aquí,
Entre l’ombra i el tacte, en la frontera
D’ésser carn o fum,
Entre la disfressa de les Cortines,
En el llim que salva o condemna.
I són certes en llur incerteza, dons causen dolor,
Es fan presents en els dubtes d’allò perceptible,
Deformen l’imatge del desig i el cos crema,
Es propalen entre els corrents de l’aire i acabes ferit,
Ja que fan de la seva inmateria, la materia d’una mort.
Coneixen el nostre taló d’Aquil·les, precises,
Disparen les seves fletxes,
Cauen al terra les coses exactes,
S’embruten d’aparences i moren en va
Com llavors escampades del munt infértil.
Creiem que se n’han anat i sempre tornen,
Como nossaltres, que sempre vam voler ser diferents
I sempre tornem a ser els mateixos.

ORACIÓN LXV
Fea de Honor de los Iletrados Cantoneses,
no ruegues por nosotros.
Consejera Dedicada al Patrimonio Hurtado,
no intercedas por mí.
Presidenta del Comité Organizador de la Corrupción,
ora en el desierto.
Ilustre Dama del Cortejo sin Bragas,
tírate al monte.
Señorito Burlesco de todos los Antros,
hazte monje trapense o traidor.
Prohombre de la Liposucción del Dinero Ajeno
que los súcubos te lleven.

ORACIÓN LXIV
El mal en el mundo
tiene una explicación para los católicos:
el libre albedrío.
Consideran a Dios, puro y bondadoso.
Es el hombre, en su libertad,
quien comete el mal.
Me pregunto:
¿Puede alguien separar
la cruz y la cara de una moneda
y seguir diciendo
que es una moneda de curso legal
que sirve para comprar el pan y el vino
de una mesa dispuesta para santificar la vida?
Decir que esa moneda
tiene una cara buena y una cara mala,
es una manera de decir
que sólo los sofistas mantienen
con el andamiaje de sus palabras serviles.
Dios no es la cara buena de la moneda.
No existe una cara buena y una cara mala.
Las dos caras hacen una moneda inseparable.
Dios ocupa los dominios de nuestra ignorancia,
es el universo de lo que no sabemos
y está en la ecuación del bien y del mal.
Una ecuación única en que los factores
son la vida y la muerte. Inseparables.
Como la moneda.
De aquí mi oración:
respeto por lo que no sabemos
más grande e importante que lo que sabemos:
“Dios me lo ha dado,
Dios me lo ha quitado,
Bendito sea el nombre del Señor”

ORACIÓN LXIII
¿Cuántos quieren que Dios
se dedique a salvar las vidas
de las víctimas de una guerra
o de una catástrofe natural?
¿O salvar de la muerte
a los niños atacados
por una enfermedad fatal?
Cuando la dimensión trágica
es tan devastadora
es inevitable hacerse la pregunta:
¿por qué Dios no hace nada?
Dios es la fatalidad del hombre:
es la vida de la muerte y la muerte de la vida.
Dios es la perpleja paradoja del sinsentido:
está donde no está y no está donde está.
Quien rece para pedir una respuesta
ignora que la respuesta es la oración.
El poeta siempre trabaja, fatalmente,
con oraciones.
Dios es insoslayable en la ecuación
de la vida y la muerte. .

ORACIÓN LXII ¿Quién ha dicho que Dios debe ser compasivo? .

ORACIÓN LXI
En estos dominios en los que somos
súbditos de la muerte,
en que nuestro destino es asumir y perseverar,
sin que, lo que hacemos, sea decisión
de nuestro parecer,
sino que las órdenes vienen envueltas
en una sonoridad interior que aceptamos
como nuestra,
aunque nuestra tan solo sea
la acción de obedecer,
callando o gritando,
hiriendo o perdonando,
animales sutiles de pesadas huellas,
que solo llegamos
al pozo sin fin,
al abismo de nosotros mismos,
obedientes o exaltados según el espejo
del que somos reos o verdugos
acidulados por capricho
¿de quién Señor?
¿de qué instancia? ¿de qué poder?
¿de qué dominio?
Te ruego Señor, con todos los respetos,
que me des una respuesta,
si quieres, si puedes,
a no ser que Tú también
seas súbdito y estés condenado a no saber.
.

ORACIÓN LX
He escrito Señor, con esta
sesenta oraciones.
Escribir oraciones
se ha convertido en una fórmula
tan eficaz como abrir una ventana
en un muro opaco
que da a un patio cerrado
entre bloques de viviendas,
sin otra salida que la vertical al cielo,
donde tu vives, tan presente
como la luz de las doce del mediodía
y tan anónimo
como los habitantes de esas viviendas.
Esa ventana no aporta ningún gran descubrimiento
pero permite salir y husmear el mundo.
Si no hubiera abierto esa ventana
estaría escribiendo la nimiedad de uno mismo,
la nada que soy, la espesura de remesas heredadas,
algo que no tiene importancia ni para uno mismo
y que algunos poetas escriben para pasar el paquetito,
paquetito de nimiedad y mierda, a los demás,
tan ajenos como la vida de las tortugas voraces.

ORACIÓN LIX
Para K. que me cuenta su historia
¡Dios de los Tormentos! ¡Señor de los Líos!
¡Apiádate de este corazón convulso
que me salta en el pecho!
¡Cómo me entregas a una mujer
que es torpe, egoísta, sin empatía,
que no tiene en cuenta mis sentimientos,
que está frustrada, es ignorante, infiel,
sin sentido del deber, suspicaz, paranoide,
que miente y no contesta a mis correos,
que le envío mis mejores presentes
y me los devuelve al pasado más remoto?
¿Cómo es posible Señor
que me hayas hecho devoto de esta mujer
que me bloquea en Instagram
cuando yo solo pienso en ella,
que me paso las horas eligiendo qué palabras,
qué proyectos, qué restaurantes, qué viajes
le pueden gustar a ella?
Tú sabes que hemos sido felices
y que podemos seguir siendo felices,
pero ella me niega,
y yo, sin embargo, estoy imantado,
fatalmente atraído, abismalmente entregado
a su imagen inviolable.
Haz algo, Señor, porque yo ya no puedo
salir de este infierno solo.

ORACIÓN LVIII
Señor, la chica sensible y bella,
sensible hasta el punto de la afectación
por una nimiedad,
bella hasta el punto de provocar la ensoñación
de la felicidad posible,
me bloquea porque piensa que soy
un áspero troglodita
después de un sortilegio de comentarios
y reparos que le hago a sus opiniones sublimes,
tan sublimes, cree ella,
que solo merecen aprobación y aplauso,
de una sublimidad, creo yo,
que solo merecen piedad y desconsuelo.
¿Podrías, Señor,
armonizar este desencuentro?
Nada pretendo Señor,
sólo quiero evitar esta sensación
de que, con solo acercarme,
se va a romper la porcelana china.