Diferencias entre ironía y sarcasmo – día 55

Ironía…
si quieres ser un humanista generoso,
      hazte banquero.
 
Sarcasmo…
al paso que vamos
      la palabra banquero
irá evolucionando
      hasta significar
atracador de bancos.
 
Ironía…
el banquero es una pieza clave
      del sistema para el reparto de la riqueza.
 
Sarcasmo…
aquel banquero era tan ladrón
      que robaba a su propio banco.
                  



 




      

Pintor – día 53

Detrás de los celajes magnéticos
hay un pintor temperamental
que busca el éxtasis
de los contemplativos.
 
Los atardeceres de vientos apaciguados,
de partículas latentes,
de golondrinas volando bajo,
propician su obra de arrebatos,
de amarillos y rojos y naranjas de furia y fuego,
de estrellados huevos contra el cielo
      de apocalipsis y cine.
 
Mañana lloverá o hará viento,
decía mi abuela
Sol rogent, pluja o vent.


 




      

La pregunta clave – día 54

La pregunta es:
¿por qué los pobres
votan al partido de los ricos?
 
Porque nadie quiere ser pobre.
Porque los pobres envidian a los ricos.
Porque entre el palo y el palio
      prefieren ir confesados.
Porque no saben llevar la contraria.
Por miedo.
Por adulación.
Para que les caigan las bendiciones
      que hicieron de algunos humanos
      hombres ricos.
Porque se conforman.
Porque la montaña es tan grande
      que dan ganas de echarse a dormir.
Porque los pobres odian ser pobres
      y admiran y desean ser ricos.
Porque les basta con el sueño de ser ricos.
¿Por  qué un pobre va a confiar en un pobre
      si quiere salir de la miseria y ser rico?
      ¿tendrá que confiar en un rico
      para que le muestre el camino…o qué?
Porque la pobreza también se hereda, como la riqueza.
Por inercia histórica.
Porque los que luchan contra la injusticia social,
      acaban en la cárcel o asesinados.
Por vivir escarmentados.
Porque siempre ha habido pobreza y siempre la habrá.
Porque ser pobre es ser imitador de Cristo, digno del cielo.
Porque vivimos en la mentira y la traición.
Porque no se fía del que quiere redimirlo de la pobreza.
      Es otro aprovechado más de los muchísimos aprovechados
que pueblan la tierra
Porque los pobres son una multitud
      a la espera de una lucidez que, tal vez,
      no venga nunca si no se busca, si no se trabaja.
Porque ser pobre es una santidad.
 
Los comensales de la mesa redonda
se levantaron con el convencimiento
de haber hecho una pregunta importante,
pero -siempre hay un pero en la vida del hombre-
que no se había acertado
      con la respuesta clarificadora.

 




      

Paraíso – día 52

El lomo de la ladera
      es hirsuto, seco, pedregoso.
El pueblo es mimético
      de la escasez coronada
por un azul inmenso.
 
En sus rincones de humedad,
      por donde discurren las acequias
que murmuran las oraciones del agua,
      hay una higuera que perfuma el aire
y hace soñar que el paraíso es una realidad
      que vives con sentimiento y sentido,                                         
que es una navegación que te lleva más allá,
que es un abandono de los resortes violentos,
que es una orilla que sestea en una primavera
      perenne de frutos y olvido.
 
Haber gozado de su intimidad
es lo único comparable a esta sensación
      de irrealidad y paraíso
que tiene este país de sequedad y agua.
Un paraíso que no lo parece.
Un paraíso escondido, como deben ser los paraísos.
 

 




      

Preguntas sin respuestas – día 51

Si te bañas en el mar Rojo ¿sales colorado?
Si te bañas en el mar Negro ¿sales oscurecido?
Si te bañas en el mar Caspio ¿sales rascándote la cabeza?
Si te bañas en el mar Blanco ¿sales albino?
Si te bañas en el mar Tillo ¿sales apuntalado?
Si te bañas en la mar salada ¿sales salado?
 
Si te bañas en la Costa Esmeralda ¿sales esmerilado?
Si te bañas en la Costa Azul ¿sales hecho un gnomo?
Si te bañas en la Costa Verde ¿sales como una rana?
Si te bañas en la Costa Dorada ¿sales bañado en oro?
Si te bañas en la Costa Costa ¿sales como una langosta?

 




      

Propuesta para San Mateo – día 50

Recordemos estas palabras de Mateo:
no amaséis vuestro tesoro en la tierra
donde la polilla y el óxido corrompen
y donde ladrones minan y hurtan
si no
acumulad vuestro tesoro en el cielo
donde ni la polilla y el óxido corrompen
y donde los ladrones no minan ni hurtan.
 
He aquí una prueba fehaciente del valor
de la nube informática “avant la lettre”.
 
Santa Tecla es la patrona
de los programadores informáticos.
Su mérito es su nombre.
Los programadores tocan teclas.
Yo propongo a San Mateo como su patrono.
Santa Tecla es el hardware.
San Mateo el software.

 




      

Vientos contrarios – día 48

Las habilidades
      ganadas durante años de práctica,
se pueden perder
      en un instante…
y no me refiero a la muerte.
 
Los vientos contrarios
que traen la demencia, el accidente vascular,
la ausencia de oxígeno,
silenciosos asesinos que no matan,
que acercan tu alma de animal semoviente
      al limitado vegetal que respira,
esos vientos
te dejan suspendido en la decrepitud
de una higuera seca,
que vive, pero no da frutos.
 
Los vientos contrarios son muchos,
la muerte sólo una.
De ahí la tentación de la muerte,
el único camino
de la solución final
de todas las contrariedades insufribles




      

Lógica – día 47

Todas las noches de aquel verano
salía a pasear circunvalando el camping.
En la zona más apartada y oscura
del paseo se juntaban algunas ratas
que se dispersaban a mi paso y volvían
a juntarse cuando me alejaba.
No sé lo que estarían royendo
pues trataba de alejarme deprisa
por el asco que me daban.
Un día dejé de ver ratas y empecé a ver gatos,
casi todos negros.
Al principio eran dos, a los pocos días
eran ocho, cuando quise darme cuenta eran
más de veinte. Un espectáculo espeluznante.
Una versión gatuna de Los pájaros.
He de reconocer que llegué a pasar miedo.
Los primeros días, los gatos se apartaban a mi paso.
Después, ocupaban el paseo y no se movían
del sitio y era yo el que buscaba un escape.
Los gatos, impasibles, me miraban como diciéndome:
tienes miedo, y en verdad
un escalofrío me recorría la espina dorsal.
 
Decidí no volver a pasar por el mismo sitio.
Evitaba esa parte de la circunvalación. Veía los gatos
desde otra esquina del recorrido, hasta que un día
dejé de verlos. Encurioseado, volví al antiguo camino.
Efectivamente, ya no había ningún gato.
Había un perro, un rottweiler que me miró
como diciéndome, tienes miedo, y en verdad
se me puso la piel de gallina. Días más tarde,
había una jauría de perros de mil leches diferentes.
Una manada en busca de un destino.
Volví a la alternativa del paseo que encontré
en mi primera huida, hasta que un día
dejé de ver perros. Tal vez aún conservaba
un poco de curiosidad, pero mi lógica deductiva
me decía que no entrara en esa parte del paseo.
Siguiendo la cadena propia de los test de inteligencia,
después de los perros, pensé, debe haber un tigre.
Las ratas, los gatos y los perros aún se piensan
lo de atacar a un hombre, pero un tigre no.
Así que salí pitando hasta la recepción del camping
y avisé a los guardias.
Pero hombre, -me dijeron-
¿Cómo va a haber un tigre? ¿de dónde quiere Ud. que salga
un tigre, aquí en Cambrils, destino turístico universal?
Pedí la cuenta. No iba a permanecer ni un minuto más
en este lugar de gente tan ilógica.

      

Juan Marsé – día 46

Si quieres ser un hombre amable aléjate de la gente.
Sobre todo de los aduladores. Su amor es seco.
Viene con alas decadentes, con sonrisas de fámulo,
las fingidas que se fungen con la sangre de los hechos.
 
Yo soy un hombre de palabras libres, sanas, sin eco.
No me gustan los gansos que nadan y guardan la ropa.
No puedo evitar entrar en controversias y conflictos
con todos los garrapas que viven de la sopa boba.
 
Hay que defenderse de la tristeza de nos arropa
en las madrugadas sin esperanza de los talleres,
de los tópicos que se crecen en las falsas confianzas
que enarbolan banderas contrarias a lo que parecen.
 
Soy fiel a mis amigos. Sus deberes son mis deberes.
Ellos me acompañaron en la vida y más, en la muerte.
Soy y no soy el que habla en mis libros. Mi imaginación
es verdad. No he tenido necesidad de estar presente.
 
Las mentiras vienen sin que las llame la mala suerte.
La realidad admite todas las representaciones,
pero las que fuerzan la máquina de los melodramas
y lloran aquello que ya no sufren, nos hacen peores.
 
El escepticismo reboca el sentir de mis visiones.
Los listos que nos prometen el paraíso o la luna
pretenden ser lo que no son: valientes y generosos.
Gentes trapaceras que no enseñan sus manos desnudas.
 
Los versos nunca se me dieron bien. Tuve la fortuna
de tratar a los mejores poetas de aquellos días
de miseria y negación. De sus ejemplos aprendí
que la prosa malea los sueños de la poesía.
 
Oigo las palabras como el músico sus melodías,
una y otra vez, hasta que el acorde más afinado
vierte la intuición en acierto. En el trabajo lento
madura todo, desde la compasión hasta el sarcasmo.

      

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