Los rostros del mundo (178) Escena argentina

     ESCENA ARGENTINA

Pasa una hermosa
acompañada
de su prometido
y un paisano apostado
a la vera del camino,
ferruginoso y adulador,
le espeta 
¡Solita!

El prometido,
herido en su amor propio,
le responde
“Solita se va a quedar tu alma
hdep.”

y le descerrajó un tiro
en el pecho
abriéndole un boquete
por el que se escapó
todo el valor de su vanidad,
por el que entró
todo el vacío de su gallardía.

Los rostros del mundo (177) LLuvia de verano

     LLUVIA DE VERANO

Una lluvia fina sobre la plaza
hace brillar las losetas rojizas y grises,
irregulares, desgastadas por los pasos 
de los que la cruzan desde hace 
doscientos años.

Un grupo de palomas, plumas mojadas,
parecen entretenerse 
picoteando un alimento invisible.

¿Aceptan la lluvia? ¿No les espanta?
Observo que se arrufan. 
Tal vez no están comiendo.
Se están lavando, se picotean entre las plumas.
Se están expurgando, 
aprovechando los pequeños huecos 
      donde se acumula el agua, limpiándose.

Acaba la lluvia, las palomas se van. 
Antes han aparecido
      los transeúntes con paraguas, 
¿dónde estaban esos paraguas, de dónde los sacan?
Es una lluvia súbita, veraniega, que acaba con el sol
secando las losetas en cinco minutos.

Adiós lluvia de verano. Hermosa mañana
con palomas y paraguas de prestidigitador.

Los rostros del mundo (176) El Instante

     EL INSTANTE

Llega una hora, un punto, una intersección, 
un instante exacto en que cada uno debe encontrase
      con el rostro de su propia suerte.
Ese instante es el nombrado punto final y ya
o puede prologarse y expandirse en agónicas jornadas
      de enfermedad sin descanso, decrepitud o bajada
al mismo lugar siempre temido
      en el que ya nunca más encontrarás el calor del afecto,
la risa del agua cantarina de la amistad que parecía
      manar sin tregua,
la oclusión de mensajes que se ciernen 
     sobre una capa de incomprensión mineral,
el temblor de la hoja 
      a punto de ser arrancada por el viento.

Ese instante, punto, intersección, tiene un rostro,
el inapelablemente tuyo,
el solo tuyo, nada más que tuyo,
al que debes afrontar con voluntad o sin voluntad
con valor o sin valor,
tanto si lo quieres como si no lo quieres,
delante de ti, la certidumbre,
la sombra de tu ordenada herida,
el instante final.

Los rostros del mundo (175) Los Pobres

     LOS POBRES

Los pobres son tan pobres
que a la hora de votar
dan su papela al rico
que administra su pan.

Envidian su soberbia
Su dominio informal
Sus ropas vanidosas
Su gasto liberal.

Tienen lo que ellos no
Armas para matar
Poder para hacer daño
Perros que llaman can.

Pasta para dispendios
Oros de deslumbrar
Coches descapotables
Derroches de champán.

Despiertan sus instintos
Sus ansias de ganar
Ser de la misma clase
Gaznápiros del mal.

Lucir cuerpos lustrosos
Mentes de celofán
Vivir del cuento chino
Ser piratas del mar.

El pobre que los siga
   más le vale ladrar,
   sumisión sin conciencia
   tendrán vida de can.

Los rostros del mundo (174) El Estanque

       EL ESTANQUE

Los peces tantean 
      la lentitud de las oscilaciones
como si fueran relojes
      a punto de naufragar.

Respiran el silencio
      de las aguas quietas
y se mecen bajo la luna
      a la espera de la muerte.

La inercia se los lleva
      ingrávidos y mudos,
sorteando su suerte
      con eléctrica astucia.

Algas decantadas,
      estatismos del tiempo.
Yo los contemplo
      y sigo mi camino.

Los rostros del mundo (172) El mundo insoportable III

EL MUNDO ES INSOPORTABLE

                             III

Brabucones salva-patrias
Pescando con su palangre
Se apuntan al populismo
Para llevarse su parte
Escuadrones que predican
Con sus fórmulas falaces
La muerte del parlamento
Y la verdad de la calle
La democracia blandita
Y la igualdad semejante
Para ensalzar a los líderes
Que comulgan con sus guantes           
Subidos en sus poltronas                    
Pregonando sus dislates
Esas palabras de fuego     
Con sus fórmulas sangrantes,
Máquinas de la verdad  
Que no se las cree ni el paje,
Palabras de marrulleros 
Que no convencen a nadie.

Raposos como polillas
Que se comen hasta el aire
Predican la austeridad
Como santos venerables 
Que comen del privilegio
Mientras tú muerdes tu hambre
Ellos usando camisas                        
Y tu mascando el cordaje
Que para eso eres la tropa 
De la patria mendicante            
Que resalta los valores
De los líderes infames,  
Que se llevan la manteca
Y hasta el pan de los donantes,
Esos ufanos que piensan
En las grandezas de Marte,
Reviviendo las heroicas
Banderas del petulante
Que se creen los elegidos
Y son puertas que nunca abren.          

Los rostros del mundo (171) El mundo insoportable II

EL MUNDO ES INSOPORTABLE

                         II

Invitados a la fiesta
Coleópteros vulgares
Se comen todos los peces
Devoran todos los panes
Nada dejan a su paso
Salvo un rastro de malaje
Parásitos y corruptos
Abonados al desastre
Insectos de mal agüero
Que juegan a los desgastes
Que pretenden el poder
Para imponer sus afanes
Y robarse impunemente
Cual agentes exfoliantes
El tesoro del estado
Para el uso de rufianes
Familias de aprovechados
Partidos, tribus y clanes
Apaños de sanguijuelas
Modestos llenos de alardes
Que reparten el botín
Como hombres honorables
Mafias de expolio que saben
Como sangrar al vecino
Con apariencias legales. 

Los rostros del mundo (170) El mundo insoportable I

EL MUNDO ES INSOPORTABLE

                  I

Lo diré directamente
El mundo es insoportable
Está lleno de cretinos
Que llegan de todas partes
Ilustrados sin memoria
Orgullosos y pedantes
Los ricos con su soberbia
Mandando cual generales
Los pobres, almas en pena,
Los votan como a penates,
Ídolos de pacotilla
Que invocan a los más cafres
No personas que se muestran
Como burdos personajes
Todos juntos en la masa
Informe de las debacles
Locos tontos travestidos
Copando todos los bares
Cascos de demolición 
Tirados en los debates
Casados con las reyertas
Sepulcros de botarates
Opinadores sin crédito
Más sumisos que ignorantes
Que perjuran y persisten 
En contarse sus lunares
Malignos de corto plazo
Que envidian lo que no saben
Hermanos de la desidia
Reyezuelos de elefantes
Que no devuelven el pago
Ni el coste de lo que valen
Todos juntos, todos, todos
Pesados insoportables.

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