Si los días del año son otoño, las palabras del sueño te camelan, las columnas románicas se entelan y los curas se marchan a Logroño. El catastro celebra a su retoño cuando los moderados se congelan y descubren los juncos que recelan que la araña desciende de tu moño. Vaya un silbo castrato que estas hecho límite de furor y malva rosa en el confín doliente de tu llanto. Si el mármol se calienta en el estrecho vendrás con tu dolor que no se posa en las ramas airosas del acanto.