Romancillo “No se sabe de dónde”

  O se sabe de dónde
llega, pero ya llega
con su flor de silencio
navegando en las venas.

   Arriba como un rapto
de ciega primavera,
surcando laberintos,
dando vida a la greda.

   Es la luz del instante,
la flecha más certera,
el eco de los rastros 
hallando una respuesta.

   Cuando aparece todo
resorte calla y queda
un resplandor que ciñe
la carne a su presencia.

   Y en ella se reposa 
y en ella se serena
y cumple con la noche
el soplo de su siembra.

   ¡Pero ay! cómo se va;
las horas se lo llevan
dejando por mi estancia
un cauce de horas secas.

   No se sabe por dónde
el tiempo se lo lleva
prendido en el azar 
que vive en las hogueras.
 

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