Romancillo del jinete sin sosiego

 inete sin sosiego
 por sendas desoladas,
 qué buscas por los fríos
 marjales de esta amarga
 tierra que sin descanso
 remueve sus entrañas.
  
 Qué buscas en la noche
 juntando las palabras,
 minero de las nubes
 de las sierras lejanas,
 persiguiendo las huellas
 de quimeras extrañas.
  
 Husmeando como lobo
 por ver la luna clara,
 cernido por las sombras
 preñadas de alimañas,
 qué quieres de esta tierra
 donde silban las hachas.
  
 No oyes confundidos,
 imberbe y sin coraza,
 caballos reverentes
 y espigas desbocadas,
 líquenes de veneno
 y amapolas sin ganas.
  
 ¡Huye, que no te entres
 por estas tristes landas!
 ¿No sientes sus latidos,
 no sabes que te aguardan
 túneles de la muerte
 y oscuridad sin alas?
  
 Huye, amigo, que nadie
 sabe tu sed tan rara.
 Huye, que si los filos
 del aire se propagan
 solo quedará el rastro
 sangriento de una espada,
 y un cielo de marfiles
 y una tierra callada. 

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