Romance del hombre perplejo

E ra un hombre de ojos fijos
 perplejo en la encrucijada
 absorto por los designios
 del mundo resuelto en llamas.
  
 Acendrado por su mismo
 estupor de joya santa,
 era un hombre inhibido
 sobre el crucero del alba.
  
 Indeciso y transparente
 sin la pasión de una lágrima,
 agudo cristal silente,
 era un insecto del ámbar.
  
 Qué miras hombre perplejo
 tan quieto en la encrucijada,
 tan confuso y desafecto
 en tu experiencia de estatua.
  
 Tan mudo por el desorden
 de una agonía sin mapas,
 qué esperas sin los resortes
 del movimiento y sus alas.
  
 Lo que tienes que perder
 muy crecido te lo ganas,
 el error coge en su red
 el fulgor de la mañana.
  
 Y si las señas no existen
 y el tiempo es agua callada,
 si te aprisionan los mimbres
 celestes de la desgana,
  
 Que no te importe la muerte,
 la voz, la estirpe, la máscara,
 para ser ceniza sin suerte
 ciñe tu música y canta. 

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