Poemas Políticos 3 – Un destino previsible – día 201

 Estaba hasta las narices
 de la misma sopa de siempre.
  
 Sonaron campanas de esperanza
 invitándole a entrar en la historia.
  
 Sonidos celestiales para sus ávidos 
 oídos de esclavo sin solución.
  
 Música de arrebato que encendía 
 su espíritu cansado de aguantar.
  
 Sintió la hermandad de los prójimos, 
 cercanos compañeros que sentían lo mismo. 
  
 Creía firmemente estar entrando
 en la tierra prometida de los elegidos.
  
 El dolor personal se transmutó en ardor 
 revolucionario, en una fe inquebrantable.
  
 Suele ocurrir que detrás del incendio
 hay una falta de calor en la infancia.
  
 Pero eso no importa.
 Importa traer aire nuevo a la ventana.
  
 Se entregó con pasión a su nuevo destino.
 El deseo de lo nuevo atrapa a los aburridos.
  
 Y el tiempo no perdona. Como el mar
 siempre saca los trapos sucios a la vista.
  
 El poder cuando dice que quiere negociar
 está ganando tiempo. Negociar es demorar.
  
 Las promesas incumplidas
 lo han ido masacrando.
  
 La patria quedó en los albores
 y él se quedó en el paro. 
 
    

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