Poemas Políticos 12 – Desterrados – día 209

 Yo no puedo dar de comer
 al lagarto de los niños,
 no puedo hacer de espadaña
 de las palmeras flamígeras del sueño.
  
 Ya no puedo mantener las estrellas
 en las cimas del ave crepuscular,
 todo lo que debe morir 
 merece un llanto efímero.
  
 ¿Quién recuerda el amor 
 de la hechicera herida por las hachas     
 que se refugió en el acero
 de las venas creciendo en el desierto?
  
 Soy un hombre amarrado a la balsa,
 navego las turbulencias de las diásporas,
 no creo en los crisantemos
 que llevan los que lloran a las tumbas.
  
 Ya no te buscaré en el laberinto
 del barro que se desmorona, 
 ya el sol es una perdición
 de seguir las huellas 
       de los hijos desterrados.
  
 Amanece el cristal en el frío
 de las malas decisiones,
 cristales rotos, hechos añicos,
 dolorosos como porcelanas hirientes,
 abriendo heridas en las manos,
 las manos siniestras del porvenir,
 el porvenir cayendo en el pozo
 invisible y sin retorno del cristal en el frío.
                         

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