Paco Torrente 16 – día 99


Los “pueblos primitivos”
-es una manera de hablar-
abominan de la fotografía
por que dicen que les roba el alma.
 
Tienen razón.
La vida es cambiante y fluida
y las fotografías nos dejan
fijos como clavos, fijados como carteles
      de intemperie y obstinación.
Fantasmas de niebla y plata y óxido irredento.
Petroglifos de nuestra prehistoria personal.
 
El alma del hombre es activa,
se define en el movimiento,
impulsa al cuerpo, lo arrebata.
Tiene fuerzas que se ignoran,
raíces de cielo y tierra,
sangres que manchan las cavernas
con los signos de la esperanza.
 
A diferencia de ellos, nosotros
podemos seguir viviendo sin alma,
es decir, sin mito.
 
No hay más que ver
la panda de desalmados
      que vamos por el mundo.
Lo de “vamos” es una manera de hablar.
 

 
 

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