No dirás nada que compunja al dios del mediodía, ni amortigüe el metal de la morgue que amonesta la servidumbre de la nube. Tu eres de la madera consumida y elevada a la ceniza, así que, ¿Qué puedes decir en tu defensa de solo flotabilidad, sin tigre, sin cascada, sin mundo, con solo una madre en tu doméstica lana que dice tu nombre de muérdago mudo, y busca protegerte del cuchillo etílico de la manada? El día se cierra en el estilismo pugilístico de la mansión caída en desuso, propicia a tener todas las de perder ante un directo de crochet y desperdicio.