Los rostros del mundo (34) Oración VII

ORACIÓN VII

¡Señor de mis deseos ocultos!
Más que ocultos, no invasivos.
Más que no invasivos, discretos.
Más que discretos, delicados.
Más que delicados, por decir algo,
      que no tengo deseos ocultos,
puesto que lo digo abiertamente:
mi deseo es de ella, que no está ni casada,
      pero me ignora.

Señor, digo,
hazme caso alguna vez 
y que sea ella quien busque
mi carne encendida sobre las aguas
que mueven, subterráneas, el mundo.      

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