A PASO LIGERO No soporto la vanidad en los autores. Prefiero el orgullo o la soberbia. La primera lleva encima una ignorancia indecente: anteponer el autor a la obra. La segunda pone la obra antes que el autor. Por sus obras los conoceréis, dice Jesús. La vanidad no dice, por sus obras, la vanidad dice: por considerarme un artista maravilloso, un autor genial, una persona sobresaliente, conoceréis mis fotografías maravillosas, geniales, sobresalientes. Yo soy el artista, dice el vanidoso, la obra es mi excrecencia. Sin mí, la obra no existe.