ORACIÓN XV Ayer señor, paseando por la playa me encontré una moneda de oro que me enviaba un reflejo de luz para que me acercara. Escarbé a su alrededor y encontré muchas más. Conforme avanzaba, se me iba acumulando un tesoro entre las manos. Mi mujer me preguntó que qué hacía removiendo la arena. Me extrañó que no se diera cuenta. Exclamé ¡estoy encontrando monedas de oro! Y ella me dijo: ¡pero no ves que son las chapas de las cervezas que te has bebido! ¡Oh señor, qué broma macabra! ¡Cómo juegas conmigo! ¿Por qué me tratas tan miserablemente? Tú y yo sabemos que era oro auténtico. ¿Por qué me diste el cambiazo? ¿Acaso solo quieres que sea rico en tu presencia y siga siendo pobre en el mundo?