Los rostros del mundo (15) Soneto IV

SONETO  DE LA ESFINGE 


Las aceradas tardes tan esquivas,
Los silencios quebrados tan en flor,
La crédula materia sin calor,
El sueño que traicionas y derivas.

El recuerdo es el puerto donde estivas
Melancólicas cárceles de amor,
Féretros ambulantes sin valor,
Decisiones ocultas o elusivas.

Ya nada es como aquello que quisiste,
La esfinge ya es el polvo del ocaso,
La arena que se crea y que persiste
En círculos que suman su fracaso.

Vivir no puede ser lo que viviste.
Morir es un patético traspaso.

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