SONETO DE LA MUERTE Si la muerte es sentencia inapelable una bruma que enturbia el pensamiento una ausencia sin nombre cuando siento el sentido sentado en lo inestable nada nos salvará de su inefable voluntad, ni el amor, ni el crecimiento de la fe, ni las fuerzas que el aliento divino nos regala como un sable. Vendrá con sus cangrejos demorados o sus soles ardientes, o sus naves donde gimen tus sueños derrotados. Vendrá con el cobalto de las llaves en las manos, con dientes desatados, cantándote el lugar para que excaves.