Los oros del alma – día 170

  Escarbar en la arena
       para encontrar,
 las monedas de la abundancia,
  
 escarbar para hallar alguna
       pepita de oro, 
 austero en la lucha por sentir
       un mínimo de esplendor,
  
 minero de tu propia y oscura tierra,
 de tu abismo de fango sin estrellas,
  
 hurgar con una cuchara,
 servirse de un escalpelo,
 limpiando con una pluma 
       de ave asustada,
  
 sin impaciencia,
 sin oscuridad, sin avidez,
 saber esperar el hallazgo,
 ser digno de él,
 al margen de los hilos y las reverencias,
 al margen del laudo y el delirio.
  
 Un claro y simple beneficio de luz
       y de monedas,
 para llevarlas y traerlas y tener
 pan y manta y calor,
       para ver los crepúsculos,
 los oros sin comercio,
 los oros del alma.
     
   

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