La ofensa – día 173

 Los que se ofenden
       con quíteme Ud. estas pajas
 ¡qué rémoras!
  
 Los que se la cogen
       con papel de fumar
 ¡qué sensiblados!
  
 La vida está llena 
       de polvo, agua y barro
 y vivir ensucia las manos propias
       y salpica a las ajenas.
 Corresponde lavarse todos los días,
       regenerarse  todos los días,
 volver a empezar estrenando
       los viejos pantalones de siempre.
  
 Pero los hay que prefieren
       mantener la mancha 
 en el traje del alma
       para decirle al mundo
 que fue motivo de una ofensa.
       El supuesto ofensor, ni se acuerda.
 Pero ellos prefieren dejar podrir el alma.
  
 Y se creen dignos, los ofendidos
       siempre se creen dignos, es decir,
 los otros son indignos.
       Qué superfluos. No saben
 que la primera ley de la dignidad
       es borrar la ofensa, revertirla
 hacia la luz de la inteligencia,
       hacia el consuelo del corazón.
  
 Ni lo saben ni lo quieren saber. 
 
 
   

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