Soneto del doliente jazmín – día 295

 Si los días del año son otoño,
 las palabras del sueño te camelan,
 las columnas románicas se entelan
 y los curas se marchan a Logroño.
  
 El catastro celebra a su retoño
 cuando los moderados se congelan
 y descubren los juncos que recelan
 que la araña desciende de tu moño.
  
 Vaya un silbo castrato que estas hecho
 límite de furor y malva rosa
 en el confín doliente de tu llanto.
  
 Si el mármol se calienta en el estrecho
 vendrás con tu dolor que no se posa
 en las ramas airosas del acanto.                                            
  

Soneto de las Obscuridades – día 294

 Algún día no volverán las golondrinas.
 Nadie en la ciudad reparará en esa ausencia.
 La guardia civil reforzará su presencia.
 Las amas de casa hablarán con las vecinas.
  
 Las putas seguirán vistiendo las esquinas.
 No cambiará de curso la maledicencia.
 Los patriotas nos dictarán su decadencia
 y nadie preguntará qué piensas, qué opinas.
  
 Nos inventaremos desiertos para perdernos,
 colinas de azúcar para las privaciones,
 pantanos de insomnio para que desertemos.
  
 Y cuando queramos lo que ya no queremos
 Y hayamos dejado todas las dejaciones,
 Ansiaremos que vengan pronto…las golondrinas.    

Soneto de Parodia y Seriedad – día 293

 Invento paparruchas contra el tedio,
 materias de parodias delirantes,
 lúdicas tontadas tal cual antes
 que acabe para siempre nuestro medio.
  
 Pasajes defensivos del asedio
 de un tiempo que nos nombra petulantes,
 cementerios de hormigas y elefantes
 cayendo todos juntos sin remedio.
  
 Así que he decidido ser un demente
 perplejo en el cristal de la mentira
 que no encuentra razón ni referente.
  
 Un francotirador que, si delira,
 será el idiota más clarividente
 de la sombra que ignora y se retira.      

Honor para el hombre que indaga enigmas – día 292

 Honor y vergüenza por el alto 
 cerro de la lluvia, por el mayo
 de alondras y soles escondidos,
 por sombras y prismas desatados
 en los márgenes del peregrino,
 delfín de nimiedades y oráculos
 que danzan en la salud del mar
 buscando en la arena perlas, raptos,
 semillas de sol y celofanes 
 de luna, anillos, ropas de saco,
 crepúsculos de metal muriendo 
 en el iris rojo de los faunos.
 Enigmas, verdades escondidas,
 tesoros que fulgen como el rayo.   

Honor para el hombre apasionado – día 291

 Honor para el hombre que encendió
 su pasión junto a la dulce hoguera
 estrellada de la noche. Todo
 palpita el sosiego de la siega.
 La lechuza espía los rumores
 del macho que se inclina con fiera
 decisión. Morir y trascender
 es la luz viva de su cometa.
 La bruma del sentido escondido,
 tras gozosa lucha se despeja,
 en el remanso de los abrazos,
 en la respiración de la hembra. 

Deshonor para los normativistas – día 290

 Son humanos, humanas, humanes,
 como niños y niñas y nines,
 como perros y perras y perres,
 como gilis y gilas y giles,
 y así todos los géneros dúctiles
 a las formas pijas y serviles
 que dictan la nueva normativa
 de conducta de estos infelices.
 Queden como lo que son: cretinos.
 Y cuidado con que no peligres
 con el uso correcto del habla
 y sumes ángeles con serafines,
 ratas con ratos en los establos,
 cabellos de caballos, no crines. 

Honor para el hombre adelantado – día 289

 Honor para el hombre que diluye
 el turbión ciego que lo domina
 y entra en los mares con pies desnudos
 oreado por palmas y brisas
 al ritmo de pífanos anónimos
 que atrapan el sándalo y lo libran
 en un arcangélico desastre
 del que sale lúcido y preciso,
 deslumbrado por las descuidadas
 virtudes que nacen del olvido.
 Siempre yendo adelante por nuevo
 sin saber las vueltas del camino.
 Adelante siempre y sin volverse
 a ver la estatua de su destino. 

Deshonor para los chaqueteros – día 288

  Arribistas, sí, cualquier excusa
 es buena para escapar del barco,
 lindos personajes de paquete
 huyendo cual ratas del naufragio,
 justo a tiempo para buscar otro
 destino, refugio de parásitos,
 responsables ellos los primeros
 del hundimiento, aprovechados
 chaqueteros, cargas de ruindad, 
 lindos buscadores de los cargos 
 públicos, las bajezas del falso,
 y al final, ladrones disfrazados
 que buscan pasar por honorables
 garrapatas de sobras y saldos.   

Honor para el maestro – día 287

  Honor al hombre que nos orienta
  a amar semillas y catacumbas
 escondidas, páramos obscenos,
 iglesias de razones, criaturas
 secretas, efemérides sobrias,
 imágenes íntimas y brunas
 vertiendo en cólera los venenos,
 desagües vértigos de la inclusa
 que alivia los sudores del alma.
 En círculos de albores y frutas,
 voluntad herida por el hambre
 despejando el rublo de las dudas.
 Trae el tiempo pasado y futuro
 del rigor que suben las columnas.    

Deshonor para los cargos desatentos – día 286

 Vedlos todos juntos reunidos tantos
 patriotas en comandita coches
 oficiales de lujo negros limpios
 recién lustrados como los brotes
 de la primavera tras la lluvia,
 en comida de hermandad azote
 de la rancia costumbre española
 de las partidas de cazadores
 en fincas con reserva de ciervos,
 aquí, en restaurante del preboste
 local, reunión de los cazadores
 de cargos, prebendas, consejeros,
 la patria nueva, vinos y honores,
 y que le den por el… a los pobres.
   

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