Ntra. Sra. del Perpetuo Malentendido,
intercede por los tontos.
Sr. Ntro. de las Rectificaciones Favorables,
agiliza los papeles del paro.
Ntra. Sra. de los Desvelos Animistas,
amamanta a las víboras.
Sr. Ntro. de los Deportistas Decadentes,
súbele el sueldo a Messi.
Ntra. Sra. de la Burricie Congénita,
asesora a los cretinos.
Sr. Ntro. de las Baboserías Sexuales,
lávate las manos.
Ntra. Sra. de las Bendiciones Benéficas
reza por los ricos.
Sr. Ntro. de los Órdagos Famélicos
pasa de las apariencias y come.
Ayer fue, hoy no será,
mañana, tal vez.
Corazón herido
buscando su sentido.
Corazón alegre
herido por la fiebre.
Corazón de peluche
metido en un estuche.
Corazón de papel
lamentos de un infiel.
Corazón de manzana
resonancia que sana.
Corazón de león
noches de polisón.
Corazón sin criterio
cantando su salterio.
Corazón sin sueño
ajeno de su dueño.
Corazón ciego
jinete sin sosiego.
Corazón insondable
que el silencio nos hable.
Corazón de melón,
pepitas de felón.
Sagrado corazón
misterio y solución.
Corazón joven
amigo de Beethoven.
Corazón cansado
sublime y delicado.
Ayer fue, hoy no será,
mañana, tal vez.
Estamos hechos de realidad y sueño.
La materia siente el deseo de ir más allá
de la torpe limitación caduca de sus recursos.
Tenemos hambre de grandeza.
Necesitamos, tanto como el pan, alimentarnos de mitos,
símbolos, metáforas, proyecciones,
héroes que logran lo que nosotros no podemos
entre las zarzas de la vida vulgar y ajetreada.
Los que mandan, los que quieren mandar,
los que siempre han mandado
y todos sus ejércitos de acólitos en nómina, alimentan
el sueño, la ilusión, la fantasía, la imaginación,
la irrealidad real de la realidad,
con héroes que consiguen logros espectaculares,
héroes que, cuando abren la boca,
se revelan como autómatas perdidos
en las galaxias del éxito.
Ídolos de barro.
Héroes de telefilm y mantequilla de cacahuete.
Así nos va.
Los que predican la libertad,
son unos esclavistas.
Los que predican valores morales,
son unos depravados escondidos.
Los que predican un nuevo país,
quieren seguir gozando de sus viejos privilegios.
Los que predican el comunismo,
viven como burgueses vergonzantes.
Los que predican las noticias
cobran de sus amos.
Los que predican a los demás
cómo deben vivir,
desean la muerte del prójimo.
El exceso de celo de los predicadores
esconden sus maléficos oficios
de asesinos sin sueldo.
Santa Escrupulosa de la Nariz Estirada,
limpia las letrinas.
Santa Banalizadora de las Vacunas,
no intercedas por nosotros.
Santa Cretina de las Ínfulas Científicas,
no pretendas convertirnos.
Santa Colgada de las Ideas Fijas,
súbete las bragas.
Santa Catástrofe de la Tortilla de Patatas,
ama las cebollas.
Santa Apócrifa de los Altares Televisivos,
cómete el pollo.
Santa Bicéfala de los Cuernos Dorados,
ponte las botas.
El espíritu insumiso,indócil,
en caballo transformado, en numen,
imagen que se perfila bajo las edades de la memoria,
sutil, efímero, diferente,
buscando aplomo, aguas desenvueltas,
brisas brillando en los álamos,
deshacerse del miedo cerval,
instintivo, difuso, impuro,
con presencia, prestancia y firmeza,
desarrollando salud entre las redes dolientes,
con dominio del enredo y la ofuscación,
libre de la marca y el bocado,
volando en el viento de la ola que avanza,
amigo del mar, amigo de su dios,
el suyo, al que obedece como así mismo.
El globo,
lleno de aire caliente,
se fue elevando
hasta el techo
de un mundo de globos:
aquel que acaba
en la desintegración
de todas sus aspiraciones;
allí donde se encontró
con otros globos agónicos,
nostálgicos perdidos
de la belleza de un viaje
a los cielos deslumbrantes.
Aquellos cielos donde las nubes
de la somnolencia
se abandonan en la flotación
del color y la buena suerte,
allí donde las cometas
liberan un crisol de esperanzas
y hacen pensar
que los sueños adquieren
-pulso y materia-
la vida del logro y el placer.
A Elías Canetti, in memoriamAlgunos niegan la existencia de Dios,
algunos niegan la existencia del virus Covid,
algunos niegan el genocidio armenio,
algunos niegan el Holocausto judío,
algunos niegan el alma de los animales,
algunos niegan la animalidad del alma.
Nadie niega que se vaya a morir.
El auténtico negacionismo debería
empezar por ahí, como hizo Canetti,
que negó la muerte hasta el mismo día de su muerte.
Canetti, de nombre Elías, curiosamente,
el arrebatado a los cielos en un carro de fuego,
Elías, que se fue de este mundo
sin abrir la puerta de la muerte.
Queden atrás
las lluvias perniciosas
las inundaciones devastadoras
las memorias perturbadas
las mentiras seductoras
las palabras imprecisas
las definiciones reductoras
las poéticas impropias
las sentencias redentoras
las intenciones imprecisas
las artimañas delatoras
las consignas podridas
las políticas aterradoras
las máquinas demoradas
las lentitudes corruptoras
los desmanes oxidados
las perversiones sonoras
los crímenes perfectos
la desolación de las auroras
el amor que no se entrega
el tiempo doloroso de las horas.
Al atardecer,
un búho sobrevoló
nuestras cabezas,
casi las rozó.
La Pitonisa
nos auguró
un futuro de conocimiento
y sabiduría.
No tenemos una vida
de conocimiento y sabiduría.
Bastó la anunciación
y su buena voluntad
para que la pasada del búho
nos iluminara.
No necesitamos más
que el buen deseo
para tener una vida buena
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