La caza – día 67

El aristócrata sale a cazar
      y mata por matar.
El campesino sale a cazar
      y mata para comer.
 
El aristócrata caza mayor,
      jabalís, ciervos y tal.
El campesino caza menor,
      conejos, tordos y tal.
 
Las armas del aristócrata
      tiran con balas
y apuntan con mira telescópica.
Las armas del campesino
      tiran con perdigones
y apuntan cerrando un ojo.
 
Los aristócratas, los que sean,
      son pocos.
Los campesinos, son el resto,
      los otros, muchos más.     
 
Ambos comparten la misma afición.
El aristócrata caza por diversión.
El campesino caza por necesidad.
Esto es, resumidamente, una falsa verdad.
 
A los dos les gusta matar al animal
      con su arma, con su mano, con su gatillo.
Matar al animal les evita matar a su vecino.

 
  

Rimas – día 66

La amapola no vive sola.
El alacrán divaga en el desván.
El mosquito me tiene frito.
Cuando Medea tiene una idea.
Si me persigo viene el enemigo.
El oro no era un tesoro.
Con el sueño de las nubes, te subes, te subes.
La cremallera sigue a la espera.
La niña cretina era hermosa y divina.
El alma no sabe, su suerte de nave.
Dolor, última forma del amor.
Se despierta tu misión cuando enfocas la visión.
El aristócrata sale a cazar y mata por matar.
Consejo pueril, ajo con perejil.
La sombra protectora, seduce al sol y se demora.
Bajo el ciprés, las lilas de tus pies.
Bajo la rama, los aros de una dama.
Tanto vales, lagarto de los canchales.
En Las Batuecas, te invitan a pecar y pecas.
El Can Cerbero, mordiendo tu sombrero.
El perro en la oscuridad, no pierde tu amistad

 
  

El lujo – día 65

Amemos el lujo,
la belleza del objeto bien hecho.
Su calidad es su elegancia
      y su elegancia, su calidad,
moneda bien acuñada.
 
Amemos el lujo,
las maneras amables, los tratos atentos,                   
los gestos cuidados, las caras humildes,
la vida de los hombres serenos
-como decía el maestro Ramón Oteo-.
 
La risa del otro siempre es grosera,
      ruidosa, vulgar.
Amemos el lujo, su distancia, su discreción,
      su desafecto de lo ostentoso. El lujo
no brilla, no llama la atención, odia chirriar.
 
Amemos el lujo. Amémonos a nosotros mismos.
Tiene que ver con los valores, no con el precio.
El lujo es la dignidad.
 
.
 
   

La canción del corazón nº2 – día 64

Corazón borracho
desnudo en su despacho.
 
Corazón corriente
madera que no siente.
 
Corazón que envidia
morlaco que se lidia.
 
Corazón vago
incendios que no apago.
 
Corazón loco
con el fuego me enroco.
 
Corazón caliente
sin perdón suficiente.
 
Corazón de orujo
la novia que me abdujo.
 
Corazón leal,
maravilla fatal.
 
Corazón decente
pájaro que no miente.
 
Corazón sin dueño
perdido por un sueño.
 
Corazón con dolor
que lo salve el color.
 
Corazón felino
irascible o cretino.
 
Limpio corazón
ventana a la razón.

    
 

Romance de los rumores del mar

l rumor levanta colmenas.
El humo sube en libertad.
Todos tienen muchas palabras.
Los árboles huyen del mar.
 
Se inclinan ante los que gritan
consignas de oprobio feraz,
cosechas que algunos cultivan
arando en el fondo del mar.
 
Allá irán sus nuevos esclavos,
autores de su propia maldad,
rapaces cerriles creyentes
prietos en las garras del mar.
 
Los ciegos alumbran su luz
y los mancos su manquedad,
el pánico busca refugio
en las hondas cuevas del mar.
 
Abanderados y esculpidos
por los usos del tribunal
gimen los niños del sueño
los limpios desastres del mar.
 
Bajamos del cielo iracundos
por una escalera fatal,
las sombras son lobos esquivos
que ignoran las almas del mar.

Viajando con Patti Smith – día 63

Entré en la lectura de Mr. Train de Patti Smith
y me traje algunas frases reliquias,
como ella acostumbraba a hacer
cuando visitaba algún lugar sagrado,
piedras, cordeles, papel sellado, servilletas,
fotos polaroid, capullos de seda, plumas de ave…
 
Una caja de metáforas entremezcladas.
Sigo siendo la misma persona, pensé,
      con mis defectos intactos,
      las mismas rodillas huesudas, gracias a Dios.
Los muertos hablan. Hemos olvidado escuchar.
Un trago de Año Nuevo brindando por nada.
Atando cabos sueltos -decía el detective.
Con el tiempo, a menudo, nos compenetramos,
      con aquello que no supimos comprender.
Todos los escritores son vagabundos -murmuré-.
      Puede que algún día me encuentre entre ellos.
Escribí para tener algo que leer.
Nada se puede duplicar realmente. Ni un amor,
      ni una joya, ni un solo verso.
He vivido en mi propio libro.
      Un libro que no pensé escribir,
documentando el tiempo hacia adelante y hacia atrás.
He observado cómo la nieve caía sobre el mar
      y he seguido los pasos de un viajero
      hace mucho desaparecido.
He revivido instantes que eran perfectos en su certeza.
Por favor, quedaos para siempre,
      les digo a las cosas que conozco.
      No os vayáis. No crezcáis.
Lo que he perdido y no puedo encontrar, lo recuerdo.
      Lo que no puedo ver, intento evocarlo.
     Funciono a base de impulsos concatenados
      que rayan la iluminación.
Creo en el movimiento. Creo en ese alegre globo
      que es el mundo. Creo en la medianoche
      y en la hora del mediodía. Pero ¿en qué más creo?
     A veces en todo. A veces en nada.
Yo era mi propia mano de cartas
      afortunadas de un solitario.
 
Una mujer solitaria y reverente,
puesta al servicio de los dioses menores
que cuidan las cosas pequeñas de la vida,
dispuesta siempre a mover las aguas superficiales
por ver qué hay bajo el charco o la laguna.
Ella misma una escritora vagabunda.
Una verdadera inspiración.


      
 

Huella – día 62

Uno deja su huella,
un poema por ejemplo.
 
Es un signo expuesto
a la intemperie y a la suerte.
 
Dejo en él una fuente
de muerte que mana
y una erosión
de vida incipiente.
 
¿Quién no integra
sus contradicciones
en un fluir que nos lleva?
 
Si alguien lo recoge, sobrevivo.
Si nadie lo recoge y muere,
yo también muero con él.

La vida está llena de muchas
muertes cotidianas, de muchas
vidas salvadoras.
      
 

Uno no puede ser solo – día 61

Uno no puede ser solo
el lugar de sus crímenes.
Hay brisas que lo dispersan
por los caminos del aire,
suertes indecisas que eligen
el perfil de las encrucijadas,
ramas conectadas que se abren
a la dispersión y el anhelo.
 
Uno no puede ser solo
la tumba del error.
Hay declives que se deslizan
      imparables
hacia las fronteras líquidas del sueño,
corrientes que giran el agua
por el torbellino de la fugacidad,
perdiciones y reencuentros
que alimentan la sombra del devenir.
 
Uno no puede ser solo.
Hay semillas que esconden
      la luz de los días
y días que tienen todos los recursos
      de la felicidad en el aire que respiras.
 

Canción de la amistad de Ramón y Juanito – día 60

Cuando ramón ramón
juanito garcía
y si carrillo ramón
entonces lópez mateos.
 
Si miraras juanito
verías garcía y si garcía
entonces lópez mateos
al lado ramón
cercando carrillo.
 
Y si un día lópez
entrevera mateos,
carrillo buscando
encontraría garcía
presto de juanito
ramón de su lado.
 
No hay juanito
sin garcía ni gracia
no hay ramón
sin carrillo y sin canción,
no hay música,
no hay alegría,
sin lópez, sin mateos,
sin carrillo y sin garcía.
 
Así que,
viva ramón, viva juanito,
viva garcía, viva lópez,
viva mateos, viva carrillo,
y viva zapata
que cierra el anillo.

 

 
 

 
 
      
          



 




      

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