Allí donde el Amor (2003)

2003

Allí donde el Amor (2003)

2003-Allí-donde-el-amor

“Allí donde el Amor​” es un libro historiado. Canta y cuenta una experiencia de amor y desamor con una fuerte simbología lingüística donde las emociones se encienden y se apagan en la memoria del protagonista que vive alucinado, místico y carnal a la vez, diferentes etapas de su revelación amorosa.

El Catllar  2003

RotoArco

Sonetos de la intemperie (2001)

Sonetos de la intemperie

2001

Sonetos de la intemperie

Sonetos de la intemperie

Allá en mi adolescencia, cuando empecé a estar inoculado por el veneno de la poesía, yo era el que propagaba, en el pequeño círculo de los adeptos, el mantra de que “el soneto está obsoleto”. Eso fue antes de quedar deslumbrado por los Sonetos del amor oscuro de Federico García Lorca que supusieron un fogonazo de luz en la noche oscura del alma. Más tarde vino la influencia del maestro Ramón Oteo, que nos leía los que él mismo iba escribiendo al paso del acontecer de su vida y los de los poetas por los que tenía devoción: Quevedo, Miguel Hernández, Blas de Otero.

Luego añadí a la nómina de mis preferencias, a Shakespeare, Borges, Gerardo Diego.

Los mantras contra el soneto han ido apareciendo en mi vida al mismo tiempo que yo me ocupaba de él como un joyero pule sus cristales para hallar sus facetas más brillantes.

Hemos tenido que escuchar que el soneto es un molde, que es un poema fascista, que es un silogismo fácil etc… Curiosamente, de todos los poetas a los que les he oído estas denostaciones, no hay ninguno que haya escrito un soneto logrado, fluido o aceptable.

Sí, el soneto es un molde, como una vasija de barro que tiene una larga tradición en nuestra cultura de hacha y pedregal. El soneto apareció en mi vida y me reconcilió con la tradición. Este libro contiene una selección de mis mejores sonetos. Yo los juzgo dignos de emparentarse con esa corriente petrarquista que dejó honda huella haciendo nuestra cultura menos pedregosa y cainita.

Alfredo Gavín

Cambrils 2001

Trujal

Colección

Pliegos de Poesía 2

Decir buenos días nuevamente (Las arenas del castillo) (1997)

Decir buenos días nuevamente:las arenas del castillo

1997

Decir buenos días nuevamente (Las arenas del castillo)

Decir buenos días nuevamente:las arenas del castillo

Todo libro de poesía es un intento de coger el aire bueno, como hacen esos intrépidos del vuelo delta, que nos remonte más allá de nuestro lastre diario, que es el vivir.

Una voz propia que admita todos los matices, todos los recursos de la lengua: lo reverente y lo irreverente, la claridad y el hermetismo, lo racional y lo irracional, lo vivido y lo imaginado, la placidez y el arrebato,

lo sublime y el sentido del humor. Todo cabe en el poema y a todo aspiro.

Tal vez sea el sueño de fundar una literatura que recoga la divergente unidad del mundo

Cambrils 1997

Trujal

Colección

Pliegos de Poesía 2

Ceremonias de paso (1992)

Ceremonias de paso

1992

Ceremonias de paso

Ceremonias de paso

 

 

El libro nació del empeño de los compañeros de la tertulia Rotoarco que me asaltaron el despacho y se llevaron todos los poemas que había ido escribiendo al albur de una pasión encendida por los encuentros con el profesor Ramón Oteo. No me quedó más remedio que ordenarlos formando gavillas de poemas en los que se ensayaban diferentes tonos y metros que, con el tiempo, se verá que configuraban las vigas maestras que sostienen todo el edificio de mi obra posterior. Allí estaban las formas clásicas y tradicionales, el soneto y el romance, junto al verso libre. Allí estaban las imágenes racionales e irracionales, la experiencia y la invención lingüística, el sarcasmo, la ironía, el humor o el entusiasmo más luminoso que iluminado. Fue como una especie de antología de mis primeros poemas. Allí nació todo lo que he ido desarrollando en el tiempo, con el tiempo.

Alfredo Gavín

Reus 1998

Rotoarco

Asunción – día 81

Nada que hacer,
      nada que decir,
si las corrientes decisivas
      son más fuertes.
 
Uno debe asumir
      su limitado poder
y aceptar -evitando el dolor-
      la verdad que se impone
sin caer en las trampas
      de la amargura, del resentimiento.
 
Cuando el alma obedece
      a su dios, único y solo,
la corriente te deja
      a los pies del sosiego
y la vida se renueva, como la vid
      en primavera.



 
 

Asombro – día 80

Conducíamos, siempre arriba,
envueltos en niebla.
No nos dimos cuenta de que el asfalto
se había acabado y ya estábamos
circulando por una pista de tierra
bien arreglada. Envueltos de niebla
en la cima redondeada de un monte.
 
Nosotros, en medio de esa húmeda invisibilidad,
deambulamos como dóciles vobinos
pastando en las alturas,
      en medio de la niebla.
Oímos las esquilas del ganado
y quedamos sorprendidos
de ver los percherones
      gigantes y apacibles
a un metro de nuestras narices
a un metro de sorprendido espanto,
a un espanto asombrado por la fuerza
que respira a nuestro lado sin hacernos daño.
 
Apacibles caballos en medio de la niebla,
ellos sabían por qué estaban allí,
nosotros, tal vez no, pero al verlos
como una aparición majestuosa,
tal vez sí.


 
 

Epicuro – día 79

Es tanto el sufrimiento
que ha sobrellevado la humanidad
hasta este presente infecto,
que me parece deleznable
añadir ni una gota más de dolor
al dolor del mundo.
 
Desde la desnudez de la prehistoria
pasando por todas las enfermedades,
hambrunas, guerras, esclavitudes,
masacres, invasiones bárbaras y asesinas,
gulags, campos de concentración,
aniquilaciones, exterminios, holocaustos,
conquistadores, pandemias, pestes, desastres
      naturales y provocados,
nazis, jémeres, hutus, tutsis y todos
los psicópatas que contribuyen
a derramar la sangre
de los hombres sobre la tierra
en una relación de continuidad
que no parece tener fin.
La Tierra y no Marte es el verdadero
Planeta Rojo.
 
Ahora reposa y piensa
en lo que  enseñaba Epicuro,
evita el dolor
y añade placer, al placer de vivir.


 

 
 

Pequeños errores cotidianos – día 78

El paisaje es un estado de alarma…perdón, del alma.
 
Subió a un caballo helado…perdón, alado.
 
Aquella mujer no tenía su cabello…perdón, teñía.
 
Al pan, pan y albino, vino…perdón, vino,
vino, vino de beber.
 
El argentino trabajaba de relaciones
púbicas…perdón, públicas.
 
Después de la carrera de caballos,
los mozos de escuadra…perdón, de cuadras.
 
Que disfrutéis de un buen coño…perdón, otoño.
 
Los carceleros sierran las puertas…perdón, cierran.
 
El obispo desfilaba bajo el palo…perdón, palio.
 
Un día te cantaré
las verdades del banquero…perdón, del barquero.
 
Cada cual tiene sus raciones…perdón, razones.
 
Todo estaba prefecto…perdón, perfecto.
 
Tenía un cuerpo sangrado…perdón, sagrado.
 
No quiero más conejo…perdón, consejo.
 
Salió de aquel asunto
muy agraciado…perdón, agraviado.
 
Buscaba la facilidad…perdón, la fatalidad…
perdón, perdón, la felicidad.
 
Ya veo que estás enferma…perdón, en forma.

Ya van saliendo al campo los juzgadores…perdón, los jugadores.
 

 
 

La verdad es siempre revolucionaria – día 77

Cuando uno llega a interiorizar
aquella máxima de Romain Roland
de que “la verdad es siempre revolucionaria”
y entiende que el poema es un campo
en el que solo se cultiva la verdad,
 
entonces, todos los discursos
politiqueros o economicistas
no son más que fantochadas para fantoches,
trapos ridículos vendidos como banderas,
hierbas venenosas para caballos enfermos,
 
todos los discursos procesales o normativos,
moralizantes u ordenancistas
no son más que mugre mental y paranoide,
pienso malogrado de granos indigestos,
pan adulterado, fuego sin sustento,
 
todos los discursos, enredos y disenterías,
solo pretenden ganar tiempo y dinero
a costa de todos los incrédulos y cobardes
que se los tragan, por ignorancia o interés,
 
los que se oyen a sí mismos y se hallan competentes,
y se observan en los espejos
      practicando sus discursos,
practicando su dicción, su compostura,
su parvedad escondida, su inteligencia lustrada
      por el cepillo de la esposa que lo apoya…
 
a grandes mentiras, mayores desacatos.
 


 

 
 

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