Los rostros del mundo (197) Un poema, un barco

UN POEMA, UN BARCO.

Un poema es un barco velero.

Disponer de todos los elementos
      para una buena navegación.
Afirmar el rumbo, una sintaxis más adecuada,
un grado, un sextante, una rima interna, un equilibrio.
Cuando tiras de una cuerda, de una palabra,
      todos los resortes se alinean,
las significaciones que varían, los ajustes precisos
      para dar respuestas inteligentes
a los hundimientos abisales de la canción,
a los imprevistos que van surgiendo
      en el ámbito general en el que se circunscriben
las emociones de una aventura.

Entrar en un poema, subir a un barco.

Los rostros del mundo (193) Epigrama II

EPIGRAMA II

En la cola de vacunación
de la diecisiete dosis de refuerzo,
los científicos de la oposición
alumbraron la idea
de que el virus, no solo era mutante,
sino que era vacilón, bailarín y primo hermano
del propietario de la farmacéutica
que servía las dosis con chupito de orujo verde.

La gente, no solo no se lo creyó,
sino que continuaron haciendo cola
por la treinta y dos dosis, no vaya a ser
que por una más, nos muriéramos 
de neumonía atópica.

Los rostros del mundo (191) Renacer

RENACER

La primavera, virtud del reino vegetal,
que trae nuevo rostro
      a la seca presencia del árbol 
que ha sufrido los rigores del invierno,
      enseña, que aquello que es connatural 
al árbol o la semilla,
no lo es tanto para la carne mortal que nos viste.

Si la primavera despierta la sabia dormida,
el mudo avance hacia un nuevo florecer,
y del árbol brota la belleza del fruto que no estaba
comprendemos el asombro antiguo del eterno retorno.

La savia es el amor del árbol que retorna.
El amor es la savia que nos vivifica 
      y nos hace rejuvenecer.

Ser así y no ser y volver a ser de nuevo
como esos frutos rojos del cementerio.

Los rostros del mundo (190) Reiteraciones

REITERACIONES

Caballos y caballos
Cabellos y cabellos
Cansancio de caballos y cabellos

Caballas y caballas
Cobayas y cobayas
Cansancio de caballas y cobayas

Cazallas y cazallas
Cizallas y cizallas
Cansancio de cazallas y cizallas

Cogollos y cogollos 
Cebollas y cebollas
Cansancio de cogollos y cebollas

Cepillos y cepillos
Capullos y capullos
Cansancio de cepillos y capullos
    

Los rostros del mundo (189) La Isla

 LA ISLA

El viaje nos llevó 
hasta las puertas
de un destino incierto.

El paisaje era adusto y despejado.
Un desierto 
de arbustos espinosos, defensivos,
que cubrían de verde 
toda la extensión de la mirada,
hasta los perfiles 
de los volcanes rojizos
en lontananza.

Las casas de la costa
veían el mar batirse 
contra los peldaños 
y perder su reyerta,
como si el mar
quisiera visitarnos
entrando por la puerta de atrás,
impetuoso y cerril 
como un cortejo de sicarios.

La gente no se espantaba
      del temporal.
Estaban acostumbrados 
a una naturaleza sin compasión.

La compasión la ponían los nativos de la isla.
Hombres y mujeres 
      reconstruyendo las casas
después del desastre.

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