Andar y sonreír – día 17

Vivir en la leve sorpresa
de una ciudad que no conoces,
donde no te conocen tampoco
y no tienes necesidad
de ser amable por obligación.
 
Solo vivir navegando
en esa ciudad de parques vacíos
y cafeterías despejadas de perros y niños,
oreado por la brisa que danza en las hojas
      verde-amarillas de los plátanos.
 
Andar y sonreír por una ciudad
donde te da la bienvenida
la belleza fugaz y exacta
de una mujer que dibuja mandalas,
regalos, mensajes de armonía
en la geometría abstrusa de la vida.


 
     
 
 
 

 
 


 

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